El único tratamiento para la celiaquía es, por el momento, seguir de por vida con una dieta sin gluten, que ayuda a la recuperación del tejido intestinal, aunque muchos pacientes continúan manteniendo síntomas gastrointestinales. Sin embargo, algunas investigaciones en marcha podrían revertir en el futuro esta situación.
Como una nueva investigación llevada a cabo desde el Instituto Quadram de la Universidad de Nottingham (Reino Unido), que se desarrolla combinando la resonancia magnética con el análisis del microbioma intestinal, con el objetivo de obtener nuevos conocimientos sobre cómo una dieta sin gluten afecta a las personas con enfermedad celíaca.
Según el profesor Luca Marciani, profesor de Imagenología Gastrointestinal de esta Universidad y líder de la investigacIon, "a pesar de ser una enfermedad crónica común, todavía no sabemos con precisión cómo esta enfermedad afecta al funcionamiento fisiológico básico del intestino y cómo el tratamiento con dieta sin gluten puede cambiar esto".
El trabajo, publicado en la revista Clinical Gastroenterology and Hepatology (CGH) combina la tecnología de imágenes médicas y el análisis del microbioma intestinal, al utilizar la resonancia magnética para comprender mejor el impacto de la dieta sin gluten en los afectados, lo que podría ser el primer paso hacia la búsqueda de nuevas formas de tratar la enfermedad.
El equipo de investigadores reclutó a 36 personas a las que se les acababa de diagnosticar la enfermedad celíaca y a 36 voluntarios sanos para que participaran en el estudio, a los que se les tomaron imágenes de sus intestinos mediante resonancia magnética, junto con muestras de sangre y heces.
Los pacientes siguieron una dieta sin gluten durante un año y volvieron para repetir el estudio. Los participantes sanos también volvieron un año después y repitieron el estudio, pero no siguieron ningún tratamiento dietético.
Así las cosas, el estudio encontró que los pacientes recién diagnosticados con enfermedad celíaca tenían más síntomas intestinales, más líquido en el intestino delgado y que el tránsito de alimentos en el intestino era más lento que en los controles sanos; al tiempo que la microbiota de los pacientes mostró niveles más altos de bacterias como la E. coli.
Después de un año de una dieta sin gluten, los síntomas intestinales, el agua intestinal y el tránsito intestinal mejoraron en los pacientes, pero sin volver a los valores normales. Por el contrario, la dieta sin gluten redujo algunos de las "bacterias buenas" en la microbiota, como las Bifidobacterias asociadas con la ingesta reducida de nutrientes del almidón y el trigo, debido a la dieta diferente.
Estos hallazgos contribuyen, sin duda, a la comprensión de la función intestinal y de la fisiología en la enfermedad celíaca, al tiempo que abren la posibilidad de desarrollar tratamientos prebióticos para revertir el impacto negativo de la dieta sin gluten en el microbioma.
En este sentido, el Dr. Frederick Warren, del Instituto Quadram, ha concluido que "con este trabajo aportamos información importante que allana el camino para futuros estudios que puedan identificar nuevos enfoques para aliviar los síntomas a largo plazo en pacientes celíacos".