"Aunque en general se suele pensar que el diagnóstico de celiaquía es más probable en edad pediátrica, en resalidad, la mayoría de casos se dan por encima de los 20 años”, ha asegurado Ana Echarri Piudo, responsable del servicio de Digestivo que trabaja en la unidad de Enfermedad Inflamatoria Intestinal del Complejo Hospitalaio Universitario de Ferrol (CHUF).

 

En este contexto, esta especialista ha explicado que "algunos casos no se detectan antes porque el desarrollo de la enfermedad es más tardío, pero un 60 % de los diagnosticados están por encima de esta edad, situándose la media en torno a los 40 años”.

Abundando en el tema, Echarri ha afirmado que "incluso un 20 % de los casos se diagnostican por encima de los 60 años", para detallar que por otra parte, y contrariamente a lo que se piensa, este retraso en el diagnóstico no es siempre sinónimo de mayor daño intestinal, ya que la enfermedad produce síntomas en el momento en el que empieza a haber una afectación intestinal importante, y ese daño se desarrolla con los años. Así las cosas, la experta ha asegurado que en este contexto, "lo realmente importante es diagnosticar con los primeros síntomas”.

Echarri explica que los síntomas suelen ir unidos a una enfermedad intestinal y unas carencias, al tio que afirma que hay manifestaciones intestinales –enfermedad celíaca clásica– y extraintestinales, y a veces es difícil pensar que alguna de estas últimas puedan deberse a una celiaquía. No obstante matiza que hoy en día, por fortuna, cada vez se conocen más estos síntomas más atípicos que llevan a los facultativos a un diagnóstico más temprano.

De esta manera, Echarri advierte que “cuanto antes se le retire el gluten a ese paciente y se recupere el intestino, antes se repararán las deficiencias nutricionales y calidad de vida”. Eso sí, esa recuperación dependerá del grado de afectación, tardando más o menos. Sobre esta cuestión, Ana Echarri precisa que la enfermedad se desarrolla porque se generan anticuerpos contra el gluten, que van alterando y destruyendo vellosidades intestinales y atrofiando el intestino que deja de absorber nutrientes.

La especialista indica también que existen signos de alerta diferenciados entre población infantil y la adulta, de manera que “un síntoma clave en un niño es el retraso en el crecimiento, tanto ponderal, de peso, como de talla, también tienen anemia al no absorber hierro, fatiga crónica, irritabilidad, dermatitis, sobre todo son niños que se mantienen en un percentil bajo, es el primer síntoma que ha de llamar la atención”.

La especialista también ha comentado que la sensación de que hay más diagnósticos es real, “porque hay mayor conciencia de la patología en todos los niveles asistenciales, conocemos mucho más esta clínica extraintestinal y hay mejores herramientas diagnósticas de mano de los test serológicos y también hay un factor ambiental ha haber aumentado el consumo de trigo", entre otros.

Otro detalle apuntado por Echarri es que esos pacientes que desarrollan la enfermedad celíaca, que se desencadena por la ingesta de gluten, son individuos genéticamente predispuestos; y de hecho los grupos de riesgo suelen ser parientes de primer y segundo grado de consanguinidad. Para estas personas la exposición al gluten debe evitarse a toda costa, indica la doctora, quien señala que en ocasiones deben tener en cuenta detalles como los excipientes de los medicamentos, que pueden llevar gluten.

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