El potencial de una molécula para el tratamiento de la enfermedad celíaca se ha probado con éxito en 58 voluntarios por un equipo de investigadores de la Universidad de Tampere (Finlandia). Con cierta cautela, pero con contundencia, estos aseguran que será el primer fármaco contra esta afección autoinmune.
En este nuevo estudio, publicado en la revista Nature Immunology, los investigadores finlandeses explican cómo actúa un inhibidor de la transglutaminasa 2, que tiene potencial como fármaco para tratar la enfermedad celíaca. Estudios anteriores investigaron este extremo en tejidos humanos, demostrando que el inhibidor de la transglutaminasa 2 ZED1227 previene el daño intestinal inducido por el gluten.
Los resultados del nuevo trabajo, basado en un análisis de la actividad molecular de más de 10.000 genes, proporcionan pruebas muy sólidas de que el primer fármaco para el tratamiento de la celiaquía puede estar a punto.
Un dato a tener en cuenta sobre la importancia de este avance es que la diarrea, la pérdida de peso y la desnutrición son síntomas y signos clásicos de la enfermedad celíaca relacionados con el intestino, pero la anemia, la osteoporosis y otras enfermedades autoinmunes, como la diabetes tipo 1, también son manifestaciones frecuentes.
Como es bien sabido, en la actualidad no existe ninguna terapia farmacológica y el único tratamiento disponible es una dieta estricta sin gluten de por vida. Sin embargo, los síntomas y el daño intestinal causado por el gluten oculto pueden ocurrir incluso en pacientes que siguen una dieta estricta.
El profesor Keijo Viiri, especialista en Biología Celular y Molecular de la Universidad de Tampere y primer autor de este estudio, ha explicado que “las pruebas de anticuerpos en sangre y las pruebas tisulares tradicionales no dicen toda la verdad sobre el estado de la mucosa intestinal. Nuestros estudios anteriores han demostrado que, aunque el tejido intestinal pueda parecer sano, todavía puede tener una cicatriz molecular y, por ejemplo, la expresión de genes que promueven la absorción de vitaminas y oligoelementos puede ser deficiente. Esto probablemente explica las deficiencias de oligoelementos que se observan a menudo en los pacientes celíacos a pesar de una dieta sin gluten”.
Según publica el diario digital El Imparcial, en un estudio de tejidos previo coordinado por el profesor emérito Markku Mäki, de ese mismo campus, se demostró que el inhibidor de la transglutaminasa 2 ZED1227 previene el daño intestinal inducido por el gluten en pacientes con enfermedad celíaca. Sin embargo, sus mecanismos de acción aún no se comprenden completamente.
Ahora, en este nuevo trabajo, se analizaron los mecanismos moleculares para investigar si ZED1227 es un fármaco candidato potencial para el tratamiento de la enfermedad celíaca.
Más en concreto, los autores proporcionan evidencia a nivel molecular de que “la inhibición de la transglutaminasa 2 (TG2) es una estrategia muy prometedora para tratar la enfermedad celíaca (ECe)”.
El estudio evaluó la eficacia y los mecanismos moleculares de ZED1227 mediante el análisis de biopsias intestinales obtenidas de pacientes celíacos. Las biopsias se tomaron después de una dieta sin gluten a largo plazo y después de seis semanas de exposición al gluten, durante las cuales los pacientes recibieron tres gramos de gluten por día.
Al mismo tiempo, algunos pacientes recibieron una dosis diaria de 100 miligramos de ZED1227 y otros un placebo. En este sentido, el profesor Viiri detalla que “al medir la actividad genética, descubrimos que el ZED1227, ingerido por vía oral, prevenía eficazmente el daño y la inflamación de la mucosa intestinal inducidos por el gluten. En el grupo de medicamentos, la actividad de los genes responsables de la absorción de nutrientes y oligoelementos también volvió al nivel previo a la exposición al gluten”.
Los especialistas saben desde hace tiempo que, en los intestinos de los pacientes celíacos, la inflamación y el daño de las mucosas se producen a través de varios eventos celulares y moleculares cuando el gluten se une a las moléculas del antígeno leucocitario humano (HLA). Sin embargo, el gluten sólo puede unirse al HLA cuando la enzima transglutaminasa 2 del intestino delgado modifica químicamente por primera vez la estructura del gluten.
Este equipo de científicos reconoce las limitaciones de su trabajo, argumentando que “la cohorte es relativamente modesta y se caracteriza por una distribución desigual de los genotipos HLA-DQ. Esto dio lugar a pequeños subgrupos G1 dentro de las cohortes del fármaco y del placebo, lo que puede tener implicaciones para el poder estadístico y la generalización de nuestros resultados y justifica más estudios corroborativos. Además, sólo teníamos una dosis del medicamento disponible para este estudio”.