El descubrimiento de cómo y dónde comienza la respuesta al gluten en el organismo, protagonizado por un equipo multinacional de investigadores de Argentina, Norteamérica y Australia, se ha convertido en un importante avance en la búsqueda de una cura para la celiaquía.
La revista especializada Gastroenterology ha sido la encargada de difundir este estudio experimental, dirigido por la doctora Elena Verdu, de la Universidad McMaster, y una acreditada especialista en enfermedad inflamatoria intestinal, celiaquía e infección por la bacteria Helicobacter pylori.
Como recuerdan en su trabajo, el daño de las células epiteliales intestinales (CEI) es un sello distintivo de la enfermedad celíaca (EC), pero se desconoce su papel en la activación de las células T dependiente del gluten. Con este objetivo analizaron las interacciones de las CEI con el gluten y las células T, “en monocapas de organoides que expresan el complejo mayor de histocompatibilidad humano de clase II (HLA-DQ2.5), que facilita el reconocimiento del antígeno del gluten por las células T CD4 + en la EC”.
Las principales conclusiones de este trabajo de investigación parten de que los antígenos del gluten se presentan de manera eficiente por las CEI que expresan el complejo mayor de histocompatiblidad de clase II (MHCII), lo que da como resultado la activación de las células T CD4 + específicas del gluten, que se ve potenciada por la predigestión del gluten con elastasa microbiana. Las terapias dirigidas a las CEI pueden ofrecer un enfoque novedoso para modular la inmunidad adaptativa e innata en pacientes con EC.
Con anterioridad, se pensaba que la respuesta inflamatoria al gluten ocurría dentro de la pared intestinal e involucraba exclusivamente a las células inmunes, pero este equipo ha descubierto que el revestimiento interno del intestino superior (epitelio), compuesto por una variedad de células que clásicamente no forman parte del sistema inmunológico, también juega un papel activo en la dirección de la respuesta inflamatoria al gluten.
Utilizando biomateriales microscópicos en laboratorio, el equipo creó un modelo biológicamente funcional del epitelio intestinal que les facilitó aislar los efectos de moléculas específicas en las células epiteliales de personas con EC. El modelo permitió a los investigadores generar y observar las reacciones en condiciones controladas, una opción de la que simplemente no se dispone en los entornos intestinales extremadamente complejos de los seres vivos.
Los científicos consiguieron observar cómo las moléculas alertan a las células inmunes de la presencia de gluten y concluir definitivamente que, en la celiaquía, el epitelio juega un papel crucial en la activación del sistema inmune.
Desde el equipo de investigación reconocen que antes se había postulado un mecanismo de este tipo, pero nunca se había demostrado. En este sentido, la profesora Verdu, que dirige el Instituto de Investigación de Salud Digestiva Familiar Farncombe de McMaster, ha hecho hincapié en que “la única forma de tratar la enfermedad celíaca en la actualidad es eliminando por completo el gluten de la dieta. Es algo difícil de hacer y los expertos coinciden en que una dieta sin gluten es insuficiente”.
Ahondando en este hallazgo, Tohid Didar, miembro del equipo y profesor de Ingeniería Biomédica de McMaster, ha puntualizado que “esto nos permitió delimitar la causa y el efecto específicos y demostrar exactamente si la reacción tiene lugar y cómo”.
Otro hallazgo significativo del estudio es que, después de detectar el gluten, el epitelio envía señales más fuertes a las células inmunes si también hay patógenos presentes. Esto significa que, en el futuro, podría ser posible detectar el patógeno en una persona con riesgo de desarrollar la enfermedad e inhibir las interacciones con el gluten y el epitelio intestinal para prevenir la enfermedad.