Cada vez son más las familias que optan por celebraciones infantiles adaptadas a todo tipo de necesidades alimentarias. En este contexto, los productos sin gluten han pasado de ser una excepción a convertirse en protagonistas indiscutibles en cumpleaños y comuniones.
Las mesas dulces o Candy Bars, habituales en este tipo de eventos, ya no se conciben sin opciones aptas para celíacos, reflejando una creciente preocupación por la salud, la inclusión y la sostenibilidad.
De esta manera, lo que antes era un rincón lleno de golosinas convencionales, hoy se transforma en un espacio cuidado al detalle, donde conviven productos sin gluten, pero tambien sin lactosa, veganos e incluso sin azúcar.
La tendencia responde, por un lado, a la necesidad real de atender intolerancias o enfermedades como la celiaquía, y por otro, a un cambio de mentalidad en los padres, que priorizan hábitos más saludables y respetuosos con el entorno.
Según recoge el medio Getafe Capital, las empresas especializadas en organización de eventos infantiles están adaptando sus servicios a esta nueva sensibilidad, ofreciendo mesas dulces temáticas y personalizadas, elaboradas con ingredientes seguros y claramente etiquetados.
A ello se suma una conciencia ambiental creciente que se traduce en el uso de envases reciclables, decoración compostable y detalles sostenibles para los invitados, como semillas plantables o pequeños objetos reutilizables.
Así las cosas, la fiesta de una comunión ya no es solo una ocasión para el disfrute, sino también una oportunidad para educar en valores como la responsabilidad, la empatía y el respeto por la diversidad alimentaria.
En este contexto, tiendas como La Casa de las Golosinas han lanzado packs sin gluten listos para montar, al tiempo que plataformas de organización de fiestas como “En tu fiesta o en la mía” ya contemplan entre sus servicios la adaptación completa de los Candy Bars para niños celíacos.
Incluso las celebraciones caseras se están sumando a esta ola inclusiva, con recetas fáciles y decoraciones artesanales que demuestran que el gluten free no está reñido con el sabor ni con la estética.
En definitiva, las fiestas infantiles han evolucionado, y ya no se trata solo de divertirse, sino de hacerlo sin excluir a nadie y con una mirada más consciente hacia lo que comemos y el impacto que generamos.
El sin gluten ya no es una opción marginal, sino una parte esencial de las nuevas formas de celebrar.