Un nuevo estudio ha concluido que las personas que siguen una dieta sin gluten debido a que padecen celiaquía o sensibilidad al gluten no celíaca (NCGS), son más propensas a padecer enfermedades de carácter mental, tales como la ansiedad o la depresión.
Investigaciones previas ya habían sugerido la existencia de un ciclo de retroalimentación entre la ansiedad por los alimentos y los brotes de síntomas, lo que viene a significar que, cuanto más preocupados estamos de que un alimento nos enferme, peor es la respuesta y más ansiosos nos sentimos al enfrentar ese alimento en el futuro.
Ahora, un nuevo estudio ha analizado específicamente cómo esto podría afectar la intolerancia al gluten, al investigar por qué el gluten podría causar síntomas negativos en personas sin una razón médica o biológica para que esto ocurra.
El estudio, publicado en la revista The Lancet Gastroenterology & Hepatology, examinó cómo la expectativa de consumo de gluten frente al consumo real de gluten afectaba los síntomas. Los investigadores notaron que la ansiedad y la depresión son más prevalentes en personas con NCGS que en la población general, tras lo que afrimaron que la psicología no puede ser descartada como causa de las reacciones intestinales.
Los nocebos, que son sustancias o comportamientos inofensivos que provocan efectos secundarios negativos porque un paciente cree que ocurrirán, también han demostrado tener un papel en las intolerancias alimentarias. Así que, investigaron sobre si el gluten específicamente tiene un efecto nocebo, reclutando a 83 participantes con NCGS autoinformada y dándoles desayunos y almuerzos con o sin gluten.
Los participantes debían calificar luego sus síntomas cada hora después de comer en una línea horizontal de 10 cms, indicando 'sin síntomas' en un extremo y síntomas cada vez peores hacia el otro. Los del grupo de expectativa y consumo informaron los puntajes de síntoma más altos, marcando un promedio de 1.66 cms en la línea; mientras que los participantes del grupo de expectativa y sin consumo mostraron un aumento moderado en los síntomas, marcando 1.17 cms en la línea.
El grupo control, que no comió gluten y no lo esperaba, tuvo una respuesta de síntomas igualmente baja, marcando 0.7 cms en la línea; mientras que las personas informaron que los síntomas eran peores después del almuerzo que después del desayuno, sugiriendo que la exposición repetida, y tambien la expectativa de exposición, aumenta los efectos secundarios.
Este estudio sugiere que el efecto nocebo es real cuando se trata de NCGS, ya que no hubo una diferencia significativa en los síntomas entre aquellos que creían que estaban comiendo gluten, independientemente de si realmente lo estaban comiendo, lo que significa que lo que pensaban que estaban comiendo desempeñaba un papel más importante en la provocación de síntomas que lo que realmente comían.
La razón es debido al eje intestino-cerebro, que muestra cómo lo que pensamos -consciente y subconscientemente- afecta cómo funciona nuestro intestino, y viceversa.
Los investigadores encontraron que el gluten no fue responsable de los síntomas en ninguno de los grupos, lo que no quiere decir que los síntomas de los participantes no fueran reales; simplemente significa que el gluten en sí no era la causa. Sin embargo, está claro por qué tantas personas sienten que el gluten desencadenará síntomas en ellas: la desinformación sobre nutrición y la demonización de ciertos alimentos han infiltrado casi todas las formas de comunicación sobre la salud.
Este estudio muestra que el efecto nocebo del gluten es real, lo que significa que creer que el gluten es malo para ti lo convierte en malo para ti. Por supuesto, hay limitaciones sobre a quién se aplica esto, y no es culpa de nadie de esa manera.