El delantero de la selección española de fútbol, Álvaro Morata, ha sorprendido recientemente al desvelar algunos de los hábitos alimenticios que sigue para mantenerse en forma, rendir al máximo y reducir la sensación de fatiga. Y es que en una entrevista recogida por el diario 20 Minutos, el futbolista explica que evita consumir alimentos con gluten, a pesar de no ser celíaco, porque ha comprobado que le provocan sensación de pesadez y cansancio.
Este tipo de decisiones no son aisladas en el mundo del deporte de élite, y cada vez más deportistas profesionales adoptan dietas sin gluten, o con una reducción drástica del mismo, y no por padecer enfermedad celíaca, sino por considerar que su exclusión mejora su digestión, reduce la inflamación y optimiza su rendimiento físico.
En el caso de Morata, él mismo afirma que “hay alimentos que me quitan energía”, y entre ellos, destaca aquellos que contienen gluten.
Aunque desde el punto de vista médico la dieta sin gluten solo es estrictamente necesaria para personas con enfermedad celíaca, sensibilidad al gluten no celíaca o alergia al trigo, el auge de estas dietas entre deportistas ha abierto un debate, que no es otro que si ¿el gluten resulta perjudicial para quienes no tienen intolerancia?.
A esta pregunta se une otra que podría enunciarse simplemente como si ¿hay personas que, sin ser celíacas, experimentan un mejor estado general al reducir su consumo?.
Los expertos coinciden en que no hay una respuesta única a este tipo de cuestiones, ya que mientras algunas personas pueden no notar ninguna diferencia, otras, como Morata, afirman sentirse más ligeras, menos hinchadas y más energéticas al dejar fuera alimentos con gluten.
En cualquier caso, lo importante es que estas decisiones se tomen con asesoramiento nutricional y sin caer en modas restrictivas injustificadas, que pueden conllevar déficits si no se planifican adecuadamente.
En definitiva, el caso de Álvaro Morata refleja una tendencia creciente, que no es otra que el gluten se ha convertido en un elemento a revisar incluso en dietas no celíacas, especialmente cuando el objetivo es maximizar el rendimiento físico.
Para las personas celíacas, que no tienen elección, esta visibilidad también puede ser positiva, ya que normaliza la presencia del “sin gluten” en entornos donde antes era ignorado, y ayuda a desestigmatizar una dieta que, cada vez más, deja de ser una excepción para convertirse en una opción consciente.