Los celíacos que vicen en la ciudad autónoma de Ceuta no cuentan con muchas facilidades a la hora de cumplir con su dieta, ya sea en los supermercados a la hora de adquirir productos alimenticios sin gluten, o en los restaurantes de la ciudad. Por este motivo, algunas personas que residen en esta ciudad han coincidido en que este colectivo no cuenta con muchas opciones para poder mantener su dieta.
“Tenemos muy pocas opciones y, en las pocas que hay no tienen ni idea de lo que es”, cuenta Julieta Martinelli al diario El Faro de Ceuta. Julieta padece esta afección desde los 42 años, pero no es la única persona con este problema: Maite Carrasco, presidenta de Acelice, y Sandra Pujante comparten el mismo parecer. Las tres tuvieron que cambiar su dieta el día que les detectaron esta enfermedad, y explican a este diario que en esta ciudad, sus elecciones más viables son los supermercados donde ni si quiera encuentran todo lo necesario.
“Aquí todo es ahí. Lo mismo tienes que ir a otro porque al que vas no hay o no te gusta lo que hay, por ejemplo, una marca de galletas o de macarrones”, indica Pujante, que dejó Albacete para estudiar y, más tarde, trabajar en la ciudad, y que ve algunas diferencias desde que llegó. “Allí hay un obrador con todo sin gluten. Hay una panadería que en varios sitios ofrece también estas cosas. En la feria la asociación de celíacos tiene un stand y también puntos”, relata. Por su parte, Carrasco, presidenta de Acelice, explica que "siento que cuando eres el comensal en un restaurante, eres el que incordia".
Por estos motivos se planteó hacer un pedido desde la península, pero se encontró con que esto tampoco resulta fácil: “Para que te envíen cosas sin gluten de panaderías de fuera es muy complicado”, asevera, para añadir que "los productos que hay en estas superficies dan alguna posibilidad, pero no muchas, pero, en lo que es el pequeño comercio no hay para nada”, expone Carrasco.
“Lo que es una panadería en sí, creo que en Ceuta, ninguna, excepto en supermercados, pero, si somos un poco conscientes de la alimentación, no son la mejor opción porque todo es industrial”, comenta Martinelli, que considera que en los últimos años no ha habido progresos en positivo en este sentido en la ciudad.
La presidenta de la asociación de celiacos local, hace hincapié en que aún “queda muchísimo por hacer” y que “por desgracia, cada día se están viendo niños empezando a edades más tempranas”, para añadir que “aquí, concretamente, no he notado ningún cambio. Además, no tenemos otra posibilidad. A eso añadir el precio de los productos”, apostilla. Considera que deberían darse subvenciones generales “igual que un fármaco tiene un descuento”.
Las tres reflexionan acerca de si la sociedad aún es lo suficientemente comprensiva con su problema de salud. En este sentido, Martinell cuenta que “hay mucho desconocimiento y quien cree que comer sin gluten es una moda. Es por falta de saber”,. A pesar de ello, su entorno siempre ha entendido su circunstancia.
A Sandra le ocurre lo mismo. Su círculo cercano sí asume su intolerancia, pero en la calle esta realidad puede cambiar. “Los restaurantes, algunos, están más informados que otros”. Maite no se ha sentido acogida tampoco y afirma que “siento que cuando eres el comensal, eres el que incordia”, patra detallar que “mi marido, en ocasiones, ha puesto denuncias. Hace no mucho en un establecimiento al decirle esto dijo que aquí no podía comer nada. Así de radical, como que me marchara”.
Uno de los quebraderos de cabeza de este colectivo es ir a un bar y la posibilidad de que su plato sufra una contaminación cruzada, es decir, que haya estado en contacto con un alimento que tenga gluten. Es por ello por lo que Maite y Julieta cuentan con sitios de confianza a los que van si quieren comer fuera de casa, y exponen que, de forma general, a nivel de establecimientos no hay muchas alternativas.
En este sentido, Sandra piensa que para mejorar el día a día de las personas celiacas es preciso “una mayor conciencia a los restaurantes y la creación de convenios en restaurantes con la asociación para poder ampliar la vida social que pueda tener un celiaco en Ceuta”.