Un equipo de investigadores australianos ha desarrollado una prueba diagnóstica que podría revolucionar la detección de la celiaquía. Se trata de un test de sangre capaz de identificar la enfermedad incluso en personas que siguen una estricta dieta sin gluten, eliminando así la necesidad del tradicional, y a menudo traumático, desafío de consumir durante varias semanas antes de las pruebas convencionales.

 

Este avance, liderado por científicos del Instituto Walter y Eliza Hall (WEHI) de Melbourne y desarrollado en colaboración con la compañía biofarmacéutica Novoviah, se basa en un análisis de la respuesta inmunológica del paciente ante una exposición in vitro al gluten; con el que en lugar de pedirle al paciente que consuma gluten, expone una muestra de sangre a este antígeno en el laboratorio para medir mide la liberación de interleucina-2 (IL‑2), un marcador que se activa rápidamente si existe enfermedad celíaca.

Los ensayos clínicos realizados con 181 participantes, incluidos pacientes celíacos activos y en remisión, personas con sensibilidad al gluten no celíaca y grupos de control sanos, han mostrado una sensibilidad cercana al 90 % y una especificidad del 97 %, lo que significa que la prueba no solo es eficaz para confirmar la celiaquía en quienes ya siguen una dieta sin gluten, sino que también permite distinguir con precisión entre la enfermedad celíaca y otras afecciones como la sensibilidad al gluten.

Hasta la fecha, el diagnóstico fiable de la celiaquía requería consumir gluten durante semanas para provocar una respuesta inmunitaria medible mediante análisis serológicos y biopsias intestinales, un proceso especialmente duro para quienes ya han eliminado el gluten de su dieta por sospecha de la enfermedad, ya que la reintroducción suele causar síntomas intensos como dolor abdominal, diarrea, fatiga o niebla mental.

Esta situación ha llevado a que muchos pacientes opten por no someterse a la prueba, lo que dificulta el diagnóstico y puede retrasar el inicio de un tratamiento adecuado.

Este nuevo método, en cambio, permite confirmar la celiaquía sin necesidad de que el paciente abandone su dieta. Según los autores del estudio, publicado recientemente en la revista Nature Communications, esta técnica podría estar disponible en clínicas en un plazo de dos años, una vez superadas las fases de validación en poblaciones más amplias y diversos contextos sanitarios.

Aunque todavía no se ha implantado en la práctica clínica habitual, este hallazgo representa un cambio radical en el abordaje diagnóstico de la enfermedad celíaca, ya que al reducir los obstáculos para acceder a un diagnóstico certero, especialmente en pacientes asintomáticos o con síntomas extraintestinales, esta prueba tiene el potencial de aumentar de forma significativa la tasa de detección, actualmente muy baja, ya que se estima que entre un 70 % y un 90 % de los casos de celiaquía permanecen sin diagnosticar en muchas regiones.

Los expertos señalan que el siguiente paso será evaluar la viabilidad técnica y económica del test, además de garantizar que los laboratorios clínicos cuenten con los medios para realizarlo.

Desde organizaciones como la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), han acogido con optimismo este avance, considerándolo un hito hacia un diagnóstico más respetuoso con la salud y el bienestar del paciente, y han destacado que, para tratar una patologia crónica cuyo único tratamiento efectivo hasta la fecha es la eliminación estricta del gluten de por vida, contar con herramientas diagnósticas eficaces, rápidas y no invasivas se convierte por encima del logro técnico que supone, en una mejora tangible en la calidad de vida de miles de personas.

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