La goma xantana es un aditivo alimentario que ha ido ganando popularidad en los últimos años, aunque en las etiquetas de los productos alimentarios suele aparecer con el discreto nombre de E415. Su popularidad se debe, en buena medida, a que puede servir como sustitutivo en algunos alimentos adaptados a personas celíacas o intolerantes al gluten.

 

Estamos ante un polisacárido, un tipo de azúcar cuya estructura se compone de varios azúcares simples o monosacáridos, que es producido por la bacteria, Xanthomonas campestris, a través de un proceso de fermentación del azúcar. Este proceso crea un líquido viscoso que es solidificado después con alcohol, y tras lo que se procede a secarlo para después ser convertido en un polvo, que es la sustancia utilizada como aditivo, y que añadido a un líquido, es capaz de darle una gran viscosidad.

Descubierta en la década de 1960, la goma xantana es una fibra soluble, un carbohidrato que no es procesado por nuestro cuerpo de forma convencional, lo que implica que no nos aporta nutrientes ni calorías.

Se usa habitualmente como espesante, ya que añade mucha viscosidad con muy poca cantidad, y con este fin se puede encontrar en una amplia gama de alimentos, tales como salsas, sopas, helados, y sobre todo, productos sin gluten..., aunque también puede encontrarse en productos de higiene como la pasta de dientes o algunas cremas.

Este aditivo se utiliza por su conveniencia, teniendo en cuenta que con un poco de aditivo podemos espesar mucho una receta, resultando muy útil para los productos sin gluten, pero además existen algunos posibles beneficios relacionados con su uso.

El caso es que nuestro organismo no absorbe este producto, sino que acaba siendo procesado por la microbiota intestinal, lo que implica que no nos aporta calorías y que sirve de alimento a las bacterias que habitan nuestro intestino. Es decir, se trata de un prebiótico, como suele ser el caso de los alimentos ricos en fibra.

Algunos estudios señalan que este aditivo puede ayudar a reducir la cantidad de azúcar en nuestra sangre, aunque para lograrlo se requiere consumir altas cantidades del mismo. Esto se debe al efecto espesante de la sustancia, que haría que los fluidos se tornaran más viscosos en nuestro sistema digestivo, lo que ralentizaría la absorción de nutrientes como el azúcar.

Este es el beneficio mejor documentado de este producto, pero otros estudios han encontrado otros efectos más o menos positivos, que van desde la reducción del colesterol hasta una mejor regularidad gastrointestinal, e incluso se ha documentado la posibilidad de que esta sustancia pueda ralentizar el desarrollo del melanoma, aunque las pruebas existentes hasta el momento son muy limitadas.

Las autoridades encargadas de regular los estándares alimenticios consideran este aditivo como seguro. Así lo hace la Food and Drug Administration (FDA) estadounidense y la European Food Safety Authority (EFSA), que en 2017 realizó una reevaluación de este aditivo alimentario con el fin de conocer mejor posibles riesgos derivados de su consumo, para comprobar sus efectos en función de la dosis en niños y adultos, sin encontrar problemas serios en niveles de consumo moderados.

En el caso de los adultos comprobaron que el principal problema en estos consumos, de hasta 214 mg de sustancia por kg de masa corporal, es que ocasionalmente provocaba molestias abdominales, algo que puede ser debido al efecto prebiótico de esta goma, que puede alterar nuestra microbiota y aumentar la cantidad de gases en nuestros intestinos.

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