Pötstot es un restaurante sin gluten y vegano ubicado en Barcelona, en el que los celíacos, los intolerantes a la lactosa y los veganos pueden comer absolutamente de todo. Precisamente, su nombre viene de ahí, ya que “pots tot” es la traducción al catalán de “puedes todo”, aunque de entrada parezca un siple término internacional.
Sin embargo, esto no es fruto de una operación de marketing de una gran cadena de restauración, sino que para llegar a esta idea se tuvieron que alinear los astros y juntar en una misma familia una persona celíaca, otra intolerante y otra vegana que, al salir a comer, tenían verdaderos problemas de conciliación.
El resultado de muchas frustraciones se plasma de esta manera es este restaurante, que presume de ser capaz de algo que nadie puede en la ciudad: sentar en la misma mesa a comensales con distintas sensibilidades alimenticias, ofreciendo además garantía total de ausencia de trazas, porque no pisa el local nada que pueda contener gluten ni que sea de origen animal.
Por ello, estamos ante un auténtivo establecimiento de cocina purista gluten free, sin proteína animal y, por lo tanto, sin lactosa. Según sus promotores se trata de una propuesta que faltaba en la ciudad, con un concepto culinario basado en el recetario mediterráneo, lo que es una reivindicación también, ya que la mayoría de los establecimientos con cocina dedicada a estos colectivos suelen asociarse a recetas asiáticas y otras culturas culinarias del mundo.
En este restaurante, celíacos y veganos pueden comer lo que hace años que se les resiste en un restaurante: un canelón, una croqueta, o una lasaña, pero también una tortilla, un arroz, o una ensaladilla. Además, esto permite que el turismo que también tiene alergias y otras preferencias alimentarias a las generales pueda probar la cocina clásica catalana.
La primera hora es de los turistas, y es más tarde cuando el comensal local llena la sala. La imitación de las recetas clásicas es una constante en este restaurante, pues el juego consiste en que los sabores, aromas y texturas se asemejen mucho a los de las recetas originales.
Uno de los platos más destacados y que ya corre boca-oreja es el de la sobrasada que preparan con boniato asado y condimento mallorquín; y al comerla, los aromas del cerdo inexplicablemente escalan por la nariz. Es poco a poco, conforme se avanza en la degustación del plato, que el paladar empieza a diferenciar una cosa de otra.
Otro capricho vetado normalmente a estos públicos son las croquetas, existentes en dos versiones de homenaje al recetario catalán: de setas y trufa negra, y de espinacas a la catalana. El resultado es un croquetón muy crujiente y cremoso, donde uno se olvida de las intolerancias.
Por su parte, los postres son otro reto de este local, pues cocinar repostería sin grasas animales es realmente complicado. Pese a ello, en la carta hay flanes, leche frita y hasta crema catalana, todo ello siempre gluten free y vegan.
Además, en Pötstot los precios se mantienen dentro de lo lógico, si se tiene en cuenta que la cesta de la compra ha subido y que se trata de un restaurante en el centro de Barcelona. Eso sí, desde establecimiento destacan que sin duda podría ser la mejor opción para combinar en una sola mesa al alérgico, el vegano y el que no tiene ninguna especificidad, sobre todo en fechas como las venideras, plagadas de cenas de empresa y de amigos invisibles.