La enfermedad de su mujer y la voluntad de querer conciliar su vida profesional con la familiar hizo que Francisco Javier Álvarez Leyenda, cambiara la cocina de un atunero por otra en tierra. Su esposa, María José Villar, fue diagnosticada de celiaquía hace seis años, y ahora, su nuevo establecimiento de restauración, que funciona bajo el nombre de Adechapa, está consagrado a los celíacos.

 

«Abrimos en febrero el primer restaurante de Gondomar libre de gluten y lactosa y llenamos todos los días», explica este matrimonio miñorano ilusionado con la estupenda acogida de su negocio en la localidad de gallega Gondomar.

Nieto, hijo y sobrino de marineros, este baionés se inició en la pesca «por vocación y tradición» a los 16 años y con 40, tras más de dos décadas recorriendo mundo, decidió que había llegado el momento de quedarse en puerto en la Nochebuena pasada.

«Ese mismo día que regresé de la marea supe que ya no habría más, porque me había perdido demasiado de mi hijo mayor y no quería que pasara lo mismo con el pequeño también», ha explicado.

En Gondomar, apunta el ya ex-marinero, ya hay otros locales «donde también hay alternativas para desayunar y sin gluten, pero nosotros somos el primer restaurante y tenemos el sello de la Asociación de Celíacos de Galicia».

Comenzaron el año con un proyecto propio y familiar, porque ahora Francisco Javier trabaja con su hijo Abel y puede disfrutar de ver crecer al benjamín, que es Manuel, mientras trabaja y cuida a su mujer, pendiente de una operación de cadera.

El destino parecía cruzarse en su camino cuando quedó libre el Adechapa, en la calle Rosalía de Castro. «Estaba como hecho para mí, porque el apodo de mi familia es Chaparro», dice. Enfilando ya el primer año en tierra firme, la pareja se muestra «sorprendida porque cada vez hay más gente». «Tenemos clientes de todas las edades y no solo celíacos. Todos nos dicen que les sienta especialmente bien esta comida», afirman en La Voz de Galicia.

Tuvieron que afrontar obras en la cocina, ya que «hay una sección específica con mesa, horno, plancha y freidora para trabajar todo sin gluten y evitar así que haya ninguna contaminación cruzada», explican.

La carta es variada y también tienen menú del día entre semana a 12 euros. Además, el domingo sirven cocido «apto para celíacos».

Intentan no repercutir en sus clientes el desfase en los costes de las materias primas, «aunque la harina de arroz está a 1,25 frente a los 0,50 de la normal y hay grandes diferencias con algunos impulsores, de hasta casi el triple, pero todo tiene que ser limpio», señalan.

En el menú hay variedad de tapas, revueltos, tortillas, tostas, ensaladas, carnes y frutos del mar. «A los fingers y tostas libres de gluten y lactosa hay que sumarles 1 euro y a las hamburguesas 2, pero es porque la materia prima es más cara».

Los postres son aptos para todos los estómagos y gustos. «Son todos en tarros, sin gluten ni lactosa y caseros menos la mousse de limón, porque lleva leche condensada y aún no han inventado un sustitutivo», indica el gerente de Adechapa.

Por la parte que le toca, María José destaca la importancia de normalizar la vida de las personas celíacas o que sufran cualquier otra intolerancia: «Siempre había sido delicada del estómago pero tras dar a luz todo se complicó. Sufría vómitos y dolores abdominales que me llevaban a urgencias y, cuando me diagnosticaron, no sabía ya ni qué comer por miedo a todo».

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