El gluten está presente en muchas más partes de las que parece a primera vista, como por ejemplo, en los medicamentos -debido fundamentalmente a los materiales con los que estos se confeccionan-, lo que puede suponer un problema si se sufre celiaquía o algún tipo de intolerancia al gluten.

Desde 2008, en España los medicamentos están obligados a indicar si llevan almidón en su composición, su procedencia y, también, si contienen gluten. Según el artículo 34 del Real Decreto 1345/2007, todos los medicamentos fabricados industrialmente tienen que declarar la presencia como excipiente de almidón de trigo, avena, cebada, centeno o triticale y sus derivados, e indicar si llevan gluten.

La Circular 1/2018 relativa a la Información de los excipientes en el etiquetado actualizó el pasado año la manera en la que deben indicarse y la información exacta que debe incluir de manera que quede claro tanto en el prospecto, como en la caja, la presencia de gluten u otras sustancias que puedan provocar intolerancias o alergias.

Estos, tal y como explican en la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), deberán especificar la presencia de gluten (además de otras sustancias) si su concentración es menor de 20 partes por millón (ppm), o si es mayor: "Si el medicamento contiene menos de 20 ppm de gluten, se declarará su presencia, pero también se indicará: 'es adecuado para pacientes celiacos'". "Si el medicamento contiene más de 20 ppm se incluirá la siguiente información: 'este medicamento contiene almidón', indicando las ppm de gluten, 'lo que debe ser tenido en cuenta por los pacientes celíacos'”.

Por tanto, leyendo el prospecto y la caja, debería ser suficiente para detectar la presencia de gluten. Sin embargo, esto solo ocurre con los medicamentos producidos a partir de 2011, fecha en la que acababa el periodo de adaptación. Los que se han producido antes, puede que no lleven la especificación, en cuyo caso existen soluciones como recurrir a la página de la Agencia Española del Medicamento (AEMPS), que muestra directamente un buscador en el que podemos encontrar el medicamento y ver todas las indicaciones, incluyendo si en su composición hay almidón, y si su procedencia es de maíz, trigo o arroz, etc., advirtiendo de la presencia de gluten.

Otro sistema consiste en consultar al farmacéutico, quien tiene acceso a la ficha técnica del medicamento y sabe a la perfección, con solo mirarlo, si el medicamento está indicado para todo el mundo o existe algún tipo de alergia que pudiera disparar alguna de las sustancias.

Los medicamentos en los que más se usa el gluten suelen ser los comprimidos, ya que el almidón forma parte de la cápsula, aunque podemos encontrarlos muchos otros, y rara vez en jarabes y sobres. El almidón puede ser tratado para llevar menos o nada de gluten, algo que también ocurre.

En el caso de los medicamentos por indicación y preparados farmacéuticos, el profesional debe avisar de la presencia de gluten y, en caso necesario, eliminarlo de la mezcla si fuera posible.

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