La Alcachofa de Jerusalén, también conocida como tupinambo, es un tubérculo sin gluten con aspecto de jengibre arrugado que está imponiéndose en la cocina por sus bondades culinarias y saludables.
Tiene una corteza amarillenta o violácea, su interior es de color blanco y su sabor dulce recuerda al de la alcachofa, incluso a la trufa, hasta el punto de que algunos chefs la llaman la trufa de caña.
Se puede preparar al vapor, frita, hervida o añadiéndola a potajes, sopas y cremas; y su mejor temporada se corresponde con los meses de otoño e invierno. Se trata de un vegetal delicado debido a que la cáscara que lo recubre es fina, por lo que para alargar su vida, conviene conservarla en un lugar fresco y seco; y si se pela es conveniente pintar su carne con zumo de limón para evitar la oxidación y su deterioro prematuro.
Está considerada una de las especies más antiguas de cuantas se cultivan en Norteamérica, ya que era un alimento apreciado por los amerindios, antes de la llegada de los europeos. De hecho, el nombre de tupinambo procede de los indígenas tupinambas de Brasil.
Su nombre científico es Helianthus tuberosus, de la familia Asteraceae, y de este tubérculo crece una caña de más de dos metros de la que brotan unas flores amarillas.
Este bulbo del tamaño de una patata aporta principalmente hierro y ayuda a disminuir la tensión arterial, además de ser bajo en sodio, por lo que es perfecto para las personas con problemas de hipertensión un alimento muy conveniente para los diabéticos, además de ser considerado como un prebiótico, al ser recomendable para mejorar la salud en términos generales.
El caso es que la alta cocina está haciendo maravillas con este tubérculo, que encaja a la perfección con las más novedosas tendencias gastronómicas que siguen la senda de utilizar ingredientes tradicionales y naturales, y además apto para los celíacos.
En crudo se puede saborear en ensaladas, o acompañada de salsas, como la clásica vinagreta; pero también es perfecta para purés, cremas, gratinados o sopas y es una buena guarnición para carnes como el pollo o el cordero, y puede convertirse en un snack saludable, de forma que molida en harina se utiliza para enriquecer la masa de panes gourmets, con la importante ventaja de que esta presentación, es apta para celíacos, al no contener gluten.
En el capítulo de los postres, es un manjar que puede aprovecgarse hasta para elaborar licores y bebidas dietéticas.
Por otra parte, los agricultores han encontrado en su cultivo un producto muy útil para la producción de compuestos bio, como combustibles o aditivos alimentarios.