El Instituto de Agricultura Sostenible (IAS), ubicado en Córdoba, ha desarrollado un trigo que reduce en un 85 % el gluten del pan, y la patente del resultado de la investigación está ya comercializándose; eso sí, fuera de España y de Europa, ya que la legislación de la Unión Europea sobre organismos modificados genéticamente resulta muy restrictiva.

 

En algunos años se podrá dar la paradoja de que el trigo cultivado en un tercer país gracias a estos científicos del CSIC acabe vendiéndose en forma de pan sin gluten en Andalucía, y todo debido a que el desarrollo de este pan libre de gluten se debe a una técnica de laboratorio que está revolucionando la biología molecular, Crispr o edición génica, denominada coloquialmente como tijeras genéticas.

Según cuenta el diario El Mundo, se trata de la posibilidad de cortar genes y sustituirlos por otro, o inhibir los que se deseen a través de un sencillo y barato sistema que utilizan algunos centros de investigación andaluces. El IAS-CSIC se ha centrado en el trigo. P

En este sentido, Francisco Barro, investigador del IAS-CSIC, ha señalado que la edición génica de plantas la considera la UE desde 2018 -tras sentencia judicial- con el mismo nivel de restricción que el tratamiento transgénico, que consiste en sustituir genes de un ser por los de otro. Con esta técnica sólo está autorizado en Europa un tipo de maíz, y entre fuertes protestas ecologistas.

El CSIC ha lanzado ya la comercialización de la patente, que podrá ser usada para cultivar este tipo de trigo en países externos a la UE; y en España solamente se ha sembrado en los viveros experimentales del centro investigador en Córdoba. Barro señala que los resultados son óptimos, aunque el cultivo a gran escala todavía no se ha producido, ya que "la licencia se registró en 2018, y la complejidad de algo así hace normal esperar cinco o seis años hasta que se dan los permisos en un país".

"Al quitar una parte del gluten, las propiedades quedan algo alteradas, pero se soslaya tratándolo con menos 'violencia' en las amasadoras", indica el científico, subrayando que las propiedades nutritivas permanecen.

Otro producto que tendrá su edición génica es la fresa. En el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea, un centro mixto de la Universidad de Málaga y el CSIC, trabajan para ralentizar la maduración del fruto. "Llevamos muchos años analizando los genes del reblandecimiento del fruto, pues la fresa resulta muy perecedera", afirma el catedrático José Ángel Mercado.

Hasta el momento han identificado varios genes que parecen estar muy relacionados, pues cuando los inhiben el producto es algo más firme y aguanta mejor una vez recolectado.

El objetivo del IHSM-CSIC es introducir una proteína de forma transitoria, que no se integra en el ADN y a los pocos días desaparece, pero ha cumplido su función de editar la cadena genética 'silenciando' algunos genes. "Sería un producto indistinguible de una planta convencional", añade Mercado.

Pero se encuentra en la misma situación de restricción legal por parte de la UE. y sólo si se acepta la edición génica podrá aplicarse el resultado de la investigación en los campos de Huelva. Este trabajo se halla en desarrollo, sin patente registrada. Mercado considera que existen en Andalucía buenos centros investigadores, y que la técnica Crispr -que otorgó el Nobel de Química en 2020 a dos científicas- "es el futuro", señalando que además del trigo y la fresa, también en la vid y el manzano existe un alto interés por aplicar la edición de genes por su precisión y bajo coste.

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