El pan negro es un producto sin gluten que aporta una función depuradora que lo ha convertido en uno de los productos estrella de Daula, un obrador artesanal ubicado en Pontevedra que mantiene una única premisa: todos sus productos están libres de gluten.
Esta aventura la iniciaron hace unos meses Paula Veiga y David Ferreira, que comenzaron haciendo pan y bollería, y sus estantes se llenan cada día con una oferta muy variada, tanto que en alguna ocasión vendieron hasta pan de azafrán.
La prueba encantó a los celíacos, pero el precio al que tendrían que vender cada barra acabó con su intención, por lo que en una búsqueda imparable por seguir dando alternativas a sus clientes, decidieron apostar por el pan negro sin gluten. Las emprendedoras han explicado que «lo hacemos con un 3 % de carbón activado, que es cáscara de coco tostada y rayada», al tiempo que destacan que tienen una función depuradora, y que «es un limpiador renal, que hace lo mismo que una mascarilla al aplicarla en la cara o los filtros del agua», de ahí que no recomienden su consumo más de tres veces a la semana.
Según David Ferreira, añade que este pan «tiene un efecto detox importante y es bueno para la resaca». Por su parte, Paula Veiga es la que da una y mil vueltas para dar a sus clientes celíacos las mejores alternativas, de forma que en su despacho hay panes de trigo sarraceno, de arroz integral, chía, cúrcuma y pimienta o de teff, un cereal procedente de Etiopía con algo contenido en proteínas.
Los emprendedores han reconocido que «cuando estábamos en Madrid, me aconsejaron en una panadería que si no estaba bien del intestino, tomase pan de carbón. Funcionó muy bien, pero no tenía un buen sabor. Así que me propuse hacerlo, pero necesitaba que supiese a pan». Ahí nació esta variedad negra con propiedad depurativas.
En este tiempo han hecho bueno eso de que queriendo, todo se puede, y se lo repiten a diario para poder tirar para adelante. «No podemos abarcar más porque estamos solos en el obrador», han explicado los emprendedores, que acaban de sumar a su equipo a Elysse Venne, una norteamericana que se vino a Pontevedra por amor y que se encarga de echar una mano donde haga falta.
Según cuenta en el diario La Voz de Galicia, todo el esfuerzo que hacen les compensa por ver cumplido su sueño, pero sobre todo por la reacción de la gente al descubrir la única panadería sin gluten de Pontevedra. «No nos olvidaremos de un niño de 11 años que al ver la repostería, se puso a llorar. La madre nos dijo que le pusiéramos de todo», ha recordado con cariño Veiga.