Manuela García es la cofundadora de la marca Milola, una gama de galletas que lleva más de diez años experimentando para sustituir el gluten, la lactosa, las grasas y/o el azúcar refinado, que suelen esconderse en los productos de pastelería. De momento, las alternativas que ha encontrado son las harinas integrales, el sorgo, el mijo, el teff, el sarraceno y el arroz integral, entre otros ingredientes.

El resultado de sus experimentos son la tarta de naranja, almendra y chocolate, el pastel de zanahoria, un surtido de brownies o una variedad de seis galletas distintas, es decir, los nombres de la pastelería convencional, pero con ingredientes ajenos a los habituales.

Manuela ha pasado unos días en Londres a petición de Seldfridges, la famosa tienda de Oxford Street en la que venden, para explicar los secretos de sus recetas. Su vida, con Milola es distinta de hace diez años cuando arrancó la marca en los albores de la crisis económica con la que ella topó al regresar a Mataró (Barcelona) tras una estancia en Londres. "En Mataró yo trabajé siempre en el textil, me vine a Londres para aprender la técnica Alexandra, trabajé en una pastelería francesa del barrio de Chelsea y me diagnosticaron unas alteraciones digestivas y nutritivas que me habían amargado la vida con todo tipo de síntomas así que eliminé varios ingredientes y se acabaron los problemas de salud, y me enganchó la parte creativa de la pastelería, sana y apetitosa, alternativa a la que siempre habíamos comido", ha explicado al diario El Mundo.

Procedente de una familia de inmigrantes de Extremadura y de regreso a Mataró en plena crisis, los banqueros no podían reprimir el gesto y la risita cuando les contaba la idea de abrir una pastelería alternativa, sin gluten y con mucho amor. Ella y su compañero David, con ayuda de familiares y amigos, lograron abrir una cafetería y ella se arremangó para preparar sus recetas para celíacos.

A la cafetería y a su marca los bautizó con el nombre de Milola porque su madre se llamaba Lola, y una tía la llamaba Milola para distinguirla de otras Lolas en la familia o en el vecindario.

Milola despegó en la cafetería del centro de Mataró, cuando se incorporó a la firma su hermana Yolanda, y se trasladaron a una fábrica de San Pol de Mar dedicándose únicamente a la producción. A día de hoy emplean a cinco personas y andan de nuevo con un plan de ampliación de fábrica para este año 2019.

Sus productos están en voga por muchos países de Europa. Sobre los más receptivos dice que "Suiza, Holanda y Alemania son en los que más venden, y acabamos de entrar en EEUU, adonde llegan los productos en un período de 24 horas, y nuestras galletas se mantienen nueve meses". En la década que Milola lleva de vida, los productos sin gluten se han hecho un hueco en el mercado.

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