La kañiwa o cañihua es un seudo cereal sin gluten que crece a gran altura y resiste a la radiación del sol, a sequías, heladas e inundaciones, siendo un cultivo muy valorado por su resiliencia al cambio climático, por lo que puede garantizar la seguridad alimentaria de la región andina.
Estamos ante una especie de pseudocereal, similar a la quinoa, aunque su fruto es más pequeño, originaria de los Andes y que ha sido un alimento imprescindible en la sierra peruana a lo largo de los siglos. En la actualidad se vuelve a cultivar por sus excelentes calidades en la región de Puno, en Cuzco y Arequipa.
Se conocen 334 variedades de kañiwa o cañihua, cuyo nombre oficial es Chenopodium pallidicaule; y las más populares son la amarilla, gris y morena; mientras que la morada es la más nutritiva, ale contener mayores proporciones de minerales (hierro y calcio) y vitaminas (B2 y B3).
En cuanto a las proteínas vegetales, su contenido es aun mayor que el de la quinoa, convirtiéndoses en un superalimento de altísimo valor nutricional cuya planta destaca porque ante las difíciles condiciones de su hábitat, ha desarrollado extraordinarias protecciones naturales basadas en múltiples flavonoides y fenoles antioxidantes, que le confieren una gran posibilidad de supervivencia y multiplica sus propiedades y beneficios.
La kañiwa es apta para todas las etapas de la vida, y por su riqueza nutricional, constituye un excelente complemento, al ser apta para dietas veganas y vegetarianas y para la alimentación de deportistas, mujeres embarazadas o lactantes, además de ser adecuada para incluirla en la dieta de personas con digestiones delicadas.
Pero si la kañiwa destaca por algo, es porque no contiene gluten, razón por la que puede ser tomada por celíacos o por personas intolerantes al gluten sin ningún problema.
Además, es una buena fuetes de carbohidratos, por lo que se la emplea como base alimenticia en los pueblos andinos, y su harina resulta ideal para hacer tortas, galletas y panes de larga duración.
Estos carbohidratos, los antioxidantes y los minerales la convierten en un excelente reconstituyente, por lo que se suele usar para alimentar a personas que estén recuperándose de alguna intervención o convalecientes de enfermedades de larga duración. También se les da a niños y adolescentes en edad de crecimiento y desarrollo, y a personas muy mayores.
Se pueden añadir las semillas crudas de este superalimento directamente en algunos platos como sopas, yogures, batidos, zumos y ensaladas, aunque se recomienda tomar al menos un vaso de agua tras su consumo.
Para cocinarlas se hierven durante 20/25 minutos en una proporción de 1 parte de kañiwa previamente lavada por 2 de agua, de forma que estos granos cocidos se emplean para añadir a salsas, sopas y guisos, y se pueden mezclar con verduras crudas o cocidas.
La harina de este superalimento se emplea tanto en repostería como para hacer panes o galletas, aunque también sirve para espesar salsa, zumos y batidos.
Por otra parte, las semillas hervidas con clavo y canela y endulzada constituyen una bebida muy apreciada.