Lugo es la ciudad gallega que cuenta con menos establecimientos de restauración con opciones gastronómicas para celíacos, de forma que en la actualidad, según han explicado desde la Asociación de Celíacos de Galicia (Acega), en esta ciudad gallega tan solo hay dos restaurantes que cuentan con el distintivo que gestiona la organización: La Oca y Alberto.2, a pesar de que muchos establecimientos sí ofrecen algunas opciones aptas para celíacos.

 

Los restaurantes gallegos que quieran ser distinguidos como aptos para celíacos solo tienen que cumplir con las exigencias debidas y firmar un convenio con la Asociación de Celíacos de Galicia (Acega) en el que se comprometen a ofrecer, por lo menos, un 20 % de opciones sin gluten en su carta. El acuerdo es completamente gratuito, ya que desde hace dos años cuenta con la participación directa de la Xunta, a través de la Consejería de Política Social.

Desde la organización de celíacos gallegos han explicado que en la capital lucense tan solo hay dos restaurantes que cuenten con el distintivo que gestionan: La Oca y Alberto.2, a pesar de que hay muchos establecimientos que sí ofrecen opciones aptas para celíacos. El motivo resulta extraño, pero el caso es que en numerosas ocasiones se ofrece desde la asociación a este tipo de locales la firma del convenio de colaboración, pero estos lo desechan sin dar mayores explicación.

Del mismo modo, la asociación de hosteleros de Lugo habría descartado en su momento la firma de este acuerdo con la agrupación gallega de celiaquía, un hecho que hace de esta ciudad un lugar complicado para aquellos turistas celíacos que la visiten.

Desde la entidad cuentan que esto solo sería una forma más de promoción para los restaurantes, ya que son muchas las personas que llaman a la asociación preguntando por restaurantes donde puedan comer, al percatarse de que prácticamente ningún establecimiento lucense cuenta con el sello que identifique que se trata de un lugar con gastronomía accesible.

Las personas que sufren esta enfermedad sin cura disponen de una aplicación móvil denominada Facemovil, que les permite comprobar los restaurantes donde pueden comer o cenar en la ciudad donde se encuentren. El beneficio sería, por tanto, mutuo, ya que las personas celíacas y su entorno -intolerante o no- podrán disfrutar de la gastronomía lucense, a la vez que los restaurantes amplían el radio de posible clientela.

Según los datos que manejan desde la Acega, los establecimientos adheridos experimentan de media una subida de las ventas de en torno al 10 o 20 %, ya que cuando un celíaco acude a un sitio a comer o a cenar lo hace, en la mayoría de los casos, con familia o amigos que no lo son; y el hecho de que un miembro del grupo no pueda consumir la comida que ahí se ofrece hace que el establecimiento de restauración quede automáticamente descartado y se pierda así una importante oportunidad de negocio para los establecimientos hosteleros.

El boca a boca entre los celíacos es algo muy común y que forma parte de su forma de vivir una enfermedad que les vino impuesta.

En cuanto a los puntos de distribución de alimentación, es decir, negocios de comida preparada, el asunto no pinta mejor, y solo un establecimiento, Sinsartén, ofrece platos sin gluten.

Así las cosas, el grupo popular en el Ayuntamiento de Lugo va a proponer que se pongan en marcha en esta institución una serie de medidas para paliar el esfuerzo económico de las familias que, con pocos recursos, se ven obligadas a comprar unos productos que tienen un IVA del 10 %. De esta manera, solicitarán la creación de lotes mensuales de productos alimenticios básicos aptos para celíacos para que se remitan a estas familias, al tiempo que animan al consistorio a pedir al gobierno central una bajada del IVA, y solicitan que las casetas del pulpo de San Froilán oferten, en sus próximas ediciones, un menú para el disfrute del colectivo de celíacos.

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