Recientes investigaciones están poniendo de manifiesto que la celiaquía, es una enfermedad con una base hereditaria compleja. Aunque todavía no se conocen todos los genes que intervienen, se sabe que si uno de los padres tiene la enfermedad, la probabilidad de que su bebé la tenga se sitúa entre un 10% y un 50%. Investigadores de nueve países europeos, entre ellos España, han unido esfuerzos en el proyecto PreventCD con el objetivo de averiguar si es posible evitar el desarrollo de la enfermedad estimulando la inmunización oral en bebés. Hasta la fecha, "para proteger al bebé de familias con riesgo, durante muchos años la norma ha sido aconsejar que se introduzca la ingesta de gluten a partir de los seis meses, aunque muchas familias lo evitan hasta pasado el año", ha explicado Gemma Castillejo, del hospital de Sant Joan de Reus. Sin embargo, esta medida podría ser inadecuada.
Según la hipótesis que barajan los investigadores, se debería introducir antes, entre los cuatro y los seis meses. "Introduciendo el gluten en la dieta del bebé en pequeñas cantidades y coincidiendo con el periodo de lactancia materna permitiría modular el sistema inmune de tal manera que más adelante no se desarrolle la enfermedad", explica Castillejo. "Funcionaría como una vacuna, el sistema inmune aprende a reconocer esta proteína y así ya no genera rechazo", explica la investigadora.
El procedimiento establecido para esta investigación pasa por que "cuando nazca el bebé se recoja sangre del cordón umbilical para analizarla y ver si tiene alguno de los dos genes que determinan el perfil genético de riesgo en celiaquía, el DG2 o el DQ8", explica Castillejo. "Se cree que en el cromosoma 6 puede haber varios genes implicados, pero los que mejor se conocen son estos dos", puntualiza. El 95% de los celiacos tiene el DQ2, y el DQ8, un 4%; mientras que un 80%de las personas se diagnostican en la infancia.
Entre los cuatro y los seis meses, los bebés ingerirán cada día un preparado especial con 100 miligramos de gluten. A partir del medio año, la cantidad diaria irá aumentándose de forma gradual. "La idea es que logremos reducir a la mitad la cantidad de niños que desarrollan la enfermedad", explica Castillejo. Durante tres años, se realizará un registro diario de lo que comen y analíticas de la sangre del bebé y la leche materna.
El proyecto parte de las evidencias de otros estudios en torno a tres variables: la edad de introducción del gluten, la cantidad y la lactancia materna. "La leche materna lleva linfocitos que benefician el sistema de defensas del bebé, por lo que ejercería un efecto protector que facilitaría la tolerancia", afirma por su parte Carmen Ribes, jefe de gastroenterología pediátrica del Hospital de La Fe.
Un estudio de 2006, publicado en Archives of Children, muestra que la introducción del gluten durante la lactancia reduce el riesgo de sufrir celiaquía en un 50 % y que la mayor duración de la lactancia también se asocia a un menor riesgo.
Otro estudio publicado en JAMA en el año 2005 corrobora que el mejor momento para introducir la proteína es entre los cuatro y los seis meses. Concluye que empezar a tomarlo antes de los tres meses multiplica por cinco el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Introducirlo después del medio año sería tarde para facilitar la inmunización oral.
En el proyecto también participan investigadores de la Universidad de Umea, en Suecia, país conocido por una epidemia de celiaquía. Entre 1985 y 1987, la incidencia de la enfermedad se multiplicó por cuatro, debido a que los fabricantes de alimentos para niños introdujeron mayores cantidades de gluten. La precisión de los registros clínicos suecos permitió determinar qué cantidades fueron perjudiciales o beneficiosas, y a qué edades.