Un investigador de la Cátedra de Bromatología, de la Facultad de Farmacia y Bioquímica (UBA), en Argentina, ha analizado la composición del grano de amaranto y ha comprobado que su valor nutricional lo aventaja respecto de los demás cereales, y que no contiene gluten entre sus componentes, por lo que puede ser consumido por los celíacos.
Su contenido de proteínas es mayor y contiene lisina, un aminoácido deficitario en este grupo de alimentos. Además, como el grano se utiliza entero a causa de su diminuto tamaño, es particularmente interesante el aporte de fibra, vitaminas, minerales y fitoquímicos con fuerte efecto antioxidante.
Los resultados del estudio también muestran que el amaranto aporta algunos minerales como el hierro. Además, como no contiene gliadinas resulta apto para celíacos; y su consumo no solo sería beneficioso para la población en general, sino muy particularmente, constituiría un aporte en los planes alimentarios destinados a poblaciones desfavorecidas.
Según datos arqueológicos hay registros de que el amaranto se cultiva desde hace al menos unos 7.000 años en América. Constituyó el pilar de la alimentación de las culturas azteca, tolteca, olmeca, maya, inca, entre otras. Así, por ejemplo, entre los aztecas, el amaranto se ofrecía como tributo a los dioses, los guerreros lo consumían en forma de atole porque se consideraba que aportaba fortaleza física. Sin embargo, a la llegada de los españoles su cultivo y consumo fue prohibido y casi erradicado por su relación con las ceremonias religiosas, por su parecido a la sangre cuando se combinaba con miel de tuna roja.
Así, lo denominaron “bledo”, y aún hoy la expresión “me importa un bledo” refiere a las naderías, lo insignificante, lo intrascendente. Solamente sobrevivió en pequeñas áreas de cultivo esparcidas en zonas montañosas de México y los Andes, donde era prácticamente imposible llegar, o bien donde no había nada de interés para los conquistadores.
A partir de 1973, se iniciaron los primeros estudios agronómicos en la Universidad Nacional del Cusco, Perú, pero recibió el mayor impulso en la década de 1980. En 1975, la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, con el objeto de diversificar la base alimentaria, impulsó un trabajo donde propuso al amaranto como uno de los 36 cultivos más prometedores del mundo.
China es el país con mayor superficie sembrada y cuenta con uno de los bancos de germoplasma más importantes a nivel mundial. Su misión consiste en ubicar, recolectar, conservar y caracterizar el genoma de especies vegetales silvestres que, por sus atributos, son consideradas relevantes para la humanidad.