Un grupo de científicos del Monash Biomedicine Discovery Institute (BDI) y del Centro de Excelencia ARC en Imagen Molecular Avanzada, ambos en Australia, han descubierto que la exposición microbiana es un factor ambiental potencial en el desarrollo de la enfermedad celíaca y lo han demostrado a nivel molecular.
Hasta la fecha se sabía que los factores ambientales podían desencadenar la celiaquía, que afecta a aproximadamente al 1 % de la población española, en aquellos con una predisposición genética, aunque cómo funcionaba este proceso no se tenía muy claro.
Se trata de una nanopartícula biodegradable que contiene gluten y enseña al sistema inmunitario que el antígeno (alérgeno) es seguro. El hallazgo prepara el escenario para su aplicación a otras enfermedades y alergias.
Según los investigadores, han podido comprobar cómo, a nivel molecular, que los receptores aislados de las células T inmunes de los pacientes con celiaquía pueden reconocer fragmentos de proteínas de ciertas bacterias que imitan esos fragmentos de gluten. La exposición a estas proteínas bacterianas puede estar implicada en la generación de rechazo del gluten por estas mismas células T cuando los individuos susceptibles comen, por ejemplo, cereales que contienen gluten.
Hugh Reid, investigador de la Universidad de Monash y coautor del estudio publicado en la revista científica Nature Structural & Molecular Biology, ha detallado que "en la celiaquía se obtiene una reactividad aberrante al gluten y hemos proporcionado una prueba de que hay un vínculo entre las proteínas gluten y las proteínas que se encuentran en algunas bacterias", y ha añadido: "es decir, es posible que el sistema inmunitario reaccione a las proteínas bacterianas en una respuesta inmune normal y al hacerlo desarrolle una reacción a las proteínas gluten porque, para el sistema inmunitario, se ven indistinguibles, como una imitación".
Este hallazgo, según Reid, podría abrir nuevas vías a enfoques diagnósticos o terapéuticos para la celiaquía.