Una dieta libre de gluten podría aportar un beneficio terapéutico en los pacientes con dolor lumbar crónico, según los resultados de un nuevo estudio liderado por el Dr. Carlos Isasi, miembro a la vez de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y de la Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa (SESMI) y reumatólogo del Hospital Universitario Puerta del Hierro (Madrid), publicado en la revista Medical Hypotheses.
El estudio, que parte de la hipótesis inicial de trabajo de que la sensibilidad al gluten no celíaca se asocia con el dolor lumbar crónico, relacionado con espondiloartritis, fue realizadodolor lumbar crónico y sospecha de espondiloartritis, un tipo de artritis o enfermedad inflamatoria que afecta la columna y las articulaciones de brazos y piernas.
Se trata de una patología que en España podría afectar a medio millón de personas afectadas, y que impacta gravemente en el día a día de las personas que la sufren, incapacitándolas para hacer sus actividades laborales y habituales, y por lo tanto, disminuyendo su calidad de vida.
Para valorar este beneficio terapéutico, se estableció una restricción de la ingesta de gluten durante al menos 4 meses y se evaluó la mejoría como alcanzar alguno de los siguientes objetivos: estado asintomático, remisión del dolor lumbar crónico, regreso a la vida normal, incorporación al trabajo, pasar del confinamiento en cama o silla de ruedas a poder caminar, volver a la autosuficiencia para la higiene y cuidado personal, y la interrupción del consumo de opioides (fuertes analgésicos).
Posteriormente se describieron tres tipos de mejora: la relevante o importante cuando se alcanzaba al menos uno de los objetivos, mejora parcial cuando había una mejoría en el dolor lumbar pero sin alcanzar ninguno de los objetivos antes descritos y sin mejora cuando después de seguir durante al menos 4 meses una dieta sin gluten, el paciente no observaba ninguna mejora.
De los 110 pacientes reclutados, 99 eran mujeres y 11 hombres, con una edad promedio de 44.5 años, y una edad media de inicio del dolor lumbar en alrededor de los 30 años, de hecho, un 95 % de los pacientes había comenzado a sufrir dolor lumbar antes de cumplir los 45 años. La duración media del dolor lumbar fue de 15 años.
Como resultados, el 62 % (69 pacientes) experimentaron una mejora relevante tras el tratamiento, un 16 % (18 pacientes) una mejora parcial, y en un 21 % (23 pacientes) no hubo mejora. De los 69 pacientes con mejoría relevante, 56 (86 %), dijeron que volvieron a comer gluten, y de éstos, 54 (96 %), informaron de un empeoramiento de sus síntomas, bien del dolor lumbar o de síntomas típicos de la sensibilidad al gluten como las llagas en la boca.
Se observó además que 78 pacientes tenían antecedentes personales o familiares de espondiloartritis, psoriasis, enfermedad inflamatoria intestinal, uveítis (la capa intermedia del globo ocular se inflama: se enrojece y se hincha) o artritis reactiva (inflamación además de las articulaciones, de los ojos y vías urinarias).
Mientras 7 pacientes fueron diagnosticas con artritis crónica, 28 sufrían espondiloartritis axial y otros 83 fueron diagnosticados con fibromialgia.
Los criterios de inclusión para el estudio fueron sufrir un dolor lumbar crónico con sospecha de espondiloartritis, haber seguido una dieta sin gluten (con o sin exclusión de alimentos lácteos) durante al menos 4 meses, no ser celíaco y tener una edad entre 18 y 55 años. Por contra, se excluyeron los pacientes con una causa de dolor lumbar por tumores, fracturas o cirugía de la columna.
Los datos descriptivos fueron recolectados a través de la historia clínica y para evaluar la respuesta se realizó una entrevista a todos los pacientes realizada por un clínico del equipo de investigación, utilizando un cuestionario estructurado predeterminado.
El tratamiento consistió en realizar una dieta sin gluten guiada por la Asociación de Celíacos y Sensibilidad al Gluten de Madrid, además de que todos los pacientes recibieron suplementos de vitaminas y minerales, incluso suplementos de hierro cuando se detectó deficiencia de hierro. Según la tolerancia, se recomendó también la restricción o eliminación de alimentos lácteos.
Según ha explicado el Dr. Isasi, en relación con el estudio, “llama la atención que los pacientes para quienes se observó una mayor frecuencia de mejoría relevante o importante fueron aquellos con espondiloartritis axial, uveítis o HLA B27 positivo (un gen cuya detección facilita el diagnóstico precoz de patología reumáticas), lo que sugiere que el beneficio observado de la dieta sin gluten probablemente tenga que ver con la estimulación del sistema inmune innato, la alteración del microbioma y la permeabilidad intestinal”.