Los niños con riesgo de enfermedad celíaca comienzan a desviarse del patrón de crecimiento de peso y talla de la población general antes de que aparezcan los síntomas de la enfermedad, según las conclusiones de un estudio internacional en el que han participado investigadores de la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC) de Valladolid, que concluye además que en el caso de las niñas, el desvío del patrón es más significativo y aparece desde los 4 meses.

Se trata de las principales conclusiones de un estudio en el que han participado centros de investigación y universidades de 8 países europeos e Israel y que ha sido publicado en la revista científica sobre enfermedades en la infancia Archives of Disease in Childhood, y que se convierte en la primera recopilación de datos que se hace de manera prospectiva, en una cohorte europea de niños con riesgo de enfermedad celíaca, que se ha seguido longitudinalmente durante más de 8 años, con un protocolo muy estricto.

Todos los niños participantes fueron controlados de manera regular, siguiendo los mismos procedimientos en todos los países involucrados en el estudio, en el que una de las líneas de investigación ha sido la de analizar el patrón y evolución de crecimiento de una cohorte de casi 1.000 niños con riesgo genético de enfermedad celíaca, desde el nacimiento hasta los 8 años, para comprobar si se podía detectar un patrón específico de crecimiento en estos niños, comparado con niños control sin riesgo genético, que apareciese antes del desarrollo de la enfermedad y así poder realizar un diagnóstico más preciso, evitando retrasos en el mismo.

Según Paula Crespo, profesora del Grado en Nutrición Humana y Dietética de la UEMC y participante en la investigación, “estos resultados son de gran valor clínico —especialmente en los casos asintomáticos— porque se puede sospechar de un caso de enfermedad celiaca de manera más precoz en aquellos niños de riesgo en los que se detecte un estancamiento ligero del peso o de la talla”; lo que, según Crespo, “permitiría hacer un seguimiento y control para el desarrollo de enfermedad celiaca más exhaustivo, evitando las consecuencias de un diagnóstico tardío, como podrían ser deficiencias nutricionales”.

Entre los principales hallazgos de la investigación destaca que ambos grupos, el de riesgo y el grupo control, tuvieron un peso y talla normales y similares al nacer. Sin embargo, desde estadios muy tempranos, la media de peso y talla de los niños con riesgo de enfermedad celíaca, comenzó un patrón significativamente diferente de crecimiento respecto a los niños del grupo control. Este desvío del patrón de crecimiento, fue independiente de la edad y la sintomatología con la que debutó la enfermedad.

El estudio descubre que las diferencias comienzan antes en el caso de las niñas, ya que al cuarto mes de vida, antes de la introducción del gluten, se observó una diferencia significativa en el peso y talla de las niñas con riesgo de enfermedad celiaca, pesando casi 300 gramos y midiendo casi un centímetro menos, respecto al grupo de niñas control. Esta diferencia significativa, no se observó en el caso de los varones a los 4 meses, que solo pensaron 43 gramos menos respecto al grupo control.

Por otra parte, a los doce meses, las diferencias fueron más significativas; y en el caso de las niñas de grupo de riesgo, ya pesaban medio kilo menos y medían 1,5 cm menos, respecto a las niñas del grupo control; y seguían sin observarse diferencias significativas en el caso de los varones.

Además, en el análisis global, de 0 a 8 años, se observaron unas diferencias similares en el caso del grupo de riesgo en ambos sexos, en los que niños y niñas con riesgo de enfermedad celíaca pesaron y midieron de media, 1 kilo y 3 centímetros menos respecto al grupo control. Estas diferencias, en el caso de las niñas, empiezan aparecer a los 4 meses de edad.

el estudio ha observado que existen diferencias en el nivel de adherencia entre adultos y adolescentes, que tienen menor adherencia, y los niños, que tienen mayor adherencia a la dieta); pero también, que hay mayor adherencia cuanto más pronto se hace el diagnóstico, de ahí la importancia de hacerlo lo antes posible, con el objetivo de asegurar que el seguimiento de la dieta sin gluten de por vida se hace de manera adecuada, evitando así todas las patologías que derivan de la falta de cumplimiento de la dieta, tales como osteoporosis, infertilidad, o algunos malignomas.

Investigación