Acaba de nacer Linkinfood, una novedosa compañia que nace siguiendo los principios de la economía colaborativa -al modo de los populares servicos de transporte- pero con el foco en la comida que preparan cocineros particulares, y que cuenta con los menus sin gluten como una más de las posibilidades.

Linkinfood es un proyecto abnderado por Darío Carrasco, un malagueño que acostumbraba a llevarse a casa la comida sobrante de su madre después de comer con ella, pero cuando se mudó al otro extremo de la ciudad, esta práctica empezó a no ser posible, por lo que comenzó a darle vueltas a la idea de crear una plataforma que contactara a personas que cocinan con otras que quieren llevarse a la boca platos caseros recién hechos.

Ese fue el germen de este nuevo negocio que acaba de empezar a echar a andar con el regreso a las aulas de los universitarios y la vuelta laboral de la mayoría, y que tiene un objetivo específico: compartir los gastos de la comida.

Linkinfood nace de esta manera de la “necesidad de ayudar a las personas a compartir gastos en algo tan básico como es comer, una necesidad que todos tenemos y a diario”. Por supuesto, el comensal puede especificar qué clase de menú desea: con gluten, sin gluten, gourmet (con mejores materias primas), recién hecho o congelado. 

Muchos universitarios podrán beneficiarse de Linkinfood, pues no suelen “tener tiempo o no quieren cocinar” y esta opción les permite comer de forma casera sin que ello suponga un roto en su bolsillo. Por supuesto, también cuenta con convencidos entre los trabajadores, pues cada día se registran entre 20 y 30 nuevas personas de este sector cada día.

La plataforma ya cuenta con 1.000 cocineros registrados y aspira a llegar a los 2.000 en octubre... y es que uno de los pilares básicos de Linkinfood son los cocineros, quienes tras registrarse y configurar su perfil, con una breve descripción, deben añadir en un panel público los platos que ofrecen. Para informar cumplidamente a los posibles interesados han de incluir una imagen, una explicación detallada de los ingredientes, los días de la semana en que se encuentra disponible el plato, así como las raciones que se pueden solicitar.

Si se tiene la suerte de vivir calle con calle o tener la oficina cerca, el comensal puede acudir a por el plato a la residencia del cocinero. Por supuesto, también cabe la posibilidad de que el cocinero se desplace hasta la zona indicada por el cliente en una determinada franja horaria y siempre que el comensal esté dispuesto a asumir el coste del viaje.

Por su parte, los usuarios también deben registrarse en la plataforma y, desde su panel, buscar la comida disponible en la zona que deseen. Todos los envases deben ir cerrados y en perfectas condiciones, y se entregan con cuchillo, tenedor, cuchara, servilleta y bolsa para que el comensal no tenga que preocuparse de nada.

En cuanto a la forma de pago, no se abona en metálico, pues se ha habilitado un sistema que permite pagar con tarjeta de crédito en la cuenta de Linkinfood. Posteriormente el cocinero recibirá el dinero en su cuenta bancaria. De esta forma “evitan posibles impagos o que surjan los típicos problemas con el cambio".

Uno de los factores de éxito de Linkinfood es que podemos consultar tanto la opinión como las valoraciones de los comensales a los cocineros, por lo que desde la compañía ponen el acento en la necesidad de que estas opiniones sean honestas.

Ell fundador de la empresa ha destacado que "se trata de una economía colaborativa donde cada participante sabe a qué se expone. Es como el que decide subirse a un coche compartido. Decide libremente cada uno sin que rija un organismo. Los envases cuentan con pegatinas que informan sobre cuándo se ha elaborado esa comida o cuándo se ha congelado. Funciona a modo de control entre cocinero y usuario".

Desde Linkinfood han detallado ciertas pautas para un correcto cocinado de la materia prima e incluso animan a sus cocineros a obtener el carné de manipulador de alimentos, pues se requiere esta acreditación para poder inscribirse en la plataforma. Asimismo, realizan un recordatorio a los cocineros acerca de puntos tan importantes sobre cómo se puede evitar la contaminación cruzada entre alimentos -cuestión de suma importancia para los celíacos- y la importancia de mantener el lugar donde se cocina correctamente limpio y ordenado.

De la misma manera incluyen pautas para el caso de los alérgenos, de modo que los cocineros les piden que guarden aquellos ingredientes o alimentos que posiblemente contengan alérgenos en recipientes cerrados correctamente, además de etiquetarlos para evitar confusiones.

Empresas