El sorgo es uno de los cereales más cultivados del mundo y uno de los que más usos tiene en la actualidad, como alimento, forraje, base para bebidas, espesante en multitud de productos alimenticios y hasta como biocarburante.... pero sobre todo, se trata de un cereal sin gluten y resistente al cambio climático.
El sorgo es el quinto cereal más cultivado del mundo, y pertenece a la familia de las gramíneas como sus primos el trigo, la cebada o el maíz. Se trata de una planta originaria de regiones tropicales, y está presente en muchas zonas de Africa y Asia, donde es un cultivo tradicional y uno de los alimento básicos para la mayoría de la población.
Entre sus principales características, destaca su capacidad para resistir a la sequía y a las altas temperaturas, lo que le hace el cereal ideal para adaptarse al cambio climático.
Así las cosas, se trata de un cereal capaz de sobrevivir prácticamente sin agua, aunque lógicamente crece más y da mayor producción si se riega), algo que consigue gracias a su potente raíz que, además de extenderse mucho, puede llegar hasta los dos metros de profundidad.
Su temperatura óptima de desarrollo es de unos 32°, pero aguanta temperaturas aún más elevadas. Y no sólo resiste la falta de agua, sino también su exceso, por ejemplo en caso de lluvias torrenciales o inundaciones.
A todas estas cualidades, añade la capacidad para crecer en suelos pobres y alcalinos, además de que su cultivo es muy sencillo, empezando porque su siembra es directa a finales de primavera o cuando las temperaturas sean ya superiores a 15° en suelos humedecidos e hidratando previamente las semillas para facilitar su germinación.
Los expertos aseguran que conviene mantener algo de humedad hasta que el tallo alcance 5 o 10 cm de altura y después riegos poco frecuentes evitando que el sustrato quede demasiado seco. El cultivo dura entre 3 y 4 meses dependiendo de la variedad y las condiciones, así que cosecharemos a lo largo del otoño, una vez que las panochas con los granos hayan adquirido un color marrón oscuro o rojizo, lo cual indica que ya han llegado a su maduración.
Una vez cosechado conviene dejar que termine de secarse, manteniéndolo en un lugar seco y ventilado durante una o dos semanas. Después se separa el grano de su cascarilla y ya está listo para consumir o guardar.
Podemos cocinarlo como si fuera arroz, hirviéndolo previamente hasta que quede blando, teniendo en cuenta que es más duro que el arroz y requiere algo más de tiempo de cocción. Después podemos acompañarlo o mezclarlo con multitud de productos para hacer todo tipo de platos ricos y nutritivos, con verdura, carnes o pescados, tipo cus-cus, sopas, purés o también en ensalada.
Con todo, su principal ventaja sobre otros cereales es que no contiene gluten, lo cual lo convierte en una opción rica y nutritiva para los celíacos o las personas que sufren intolerancia a esta proteina.