Podría parecer que la harina de garbanzos es un ingrediente moderno que ha surgido de la necesidad de encontrar soluciones ante el aumento de personas que debe o quiere consumir productos sin gluten. Sin embargo, este tipo de harina era ya un producto muy común hace miles de años en países como Siria o Turquía.
Aunque su orogen está en dichos países, poco a poco se fue expandiendo por la zona hasta convertirse en una de las bases de su gastronomía, hasta el punto de que en muchos de estos lugares tiene nombre propio. Así, en Birmania la llaman Besan, mientras que en la India es conocida como Chana.
Así las cosas, en la actualidad se ha convertido en un básico, sobre todo para aquellas que necesitan una alternativa al gluten, contando con la ventaja de que no aporta mucho sabor, como sí hacen otro tipo de harinas, y que puede resultar raro después de tanto tiempo acostumbrados al trigo.
Además, la harina de garbanzos es mucho más esponjosa por lo que le da un toque especial a la fritura, por lo que en algunas ocasiones se está utilizando como alternativa al huevo, algo que que resulta de especial interés para los que se decantan por una dieta vegana. De estas manera, junto a un poco de agua, esta harina forma una masa muy esponjosa que puede cocinarse como una tortilla.
Además, es perfecta para las tempuras, ya que aporta ese toque jugoso y esponjoso que es complicado lograr con otras, una textura que es perfecta también para añadir a las salsas y conseguir una consistencia ideal debido a su alto contenido en almidón. Además, al no modificar el sabor de la salsa, combina tanto con carne como con pescado.
Por supuesto, la harina de garbanzos es perfectamente válida tanto para panes como para repostería, que normalmente suelen ser las bestias negras de la cocina para celíacos. En este sentido, destaca su absoluta idoneidad para cocinar crepes o masas para pizza sin gluten.
Por si aún quedara alguna duda sobre este alimento en la dieta de los celíacos, convendría repasar sus propiedades nutricionales y los múltiples beneficios que aporta al organismo, siendo una de las mejores alternativas a la harina de trigo para prácticamente cualquier elaboración, algo esencial para quienes no consumen gluten.
Por último, debemos recordar que los garbanzos son una estupenda fuente de proteínas, por lo que su harina se engloba en este grupo y no en el de los hidratos de carbono. Entre los beneficios de los garbanzos que más destacan en su harina encontramos los relacionados con la protección del sistema cardiovascular, hasta el punto de que hay estudios que confirman que este producto puede ayudar a rebajar los niveles de colesterol alto.