Hay tradiciones que a pesar del paso de los años Albacete no está dispuesta a perder, todo lo contrario, con el tiempo se refuerzan. Una de ella es Jueves Lardero o como más popularmente se conoce en la capital Día de la mona, una celebración que sirve para que los albaceteños se reúnan con familiares y amigos para tomar la mona, a la vez que disfrutan de numerosas actividades que se organizan en la capital. En esta edición, los ciudadanos de esta ciudad que padecen celiaquía, están de enhorabuena, pues van a poder disfrutar de este apetitoso bollo, sin que contenga gluten entre sus ingredientes.
En las Panaderías Cristina una de las innovaciones de este año con este dulce, según señala Lucía Elías, administradora de la empresa, es que “hacemos monas para celíacos, que son especiales para ellos en estos días, y se trata de un producto con gran demanda porque ellos no tenían nada así para poder comprar, por lo que nos han mostrado su agradecimiento”, afirma Lucía.
Se trata de una tradición muy antigua que con el paso de los años ha ido evolucionando, sobre todo en los tipos de mona que demandan los albaceteños. La tradicional es la del bollo elaborado con harina, huevo y aceite de oliva, coronado por un huevo cocido en el centro, de ahí la dificultad para ser tomadas por los celíacos.
Son numerosas las diferentes versiones de este dulce: las que cambian el huevo cocido por uno de kinder, rellenas de chocolate o nata, cubiertas de todo tipo de chocolates, las que tienen forma de cocodrilo con el huevo en la boca, etc.
Por otra parte están las saladas, conocidas como hornazo, que pueden llevar chorizo, panceta, pimientos o sardinas, entre otros muchos ingredientes, y por supuesto el huevo cocido. Tal abanico de variedades de monas, también hacen que los precios sean muy distintos, de tal manera que oscilan entre un euro y medio y tres aproximadamente, dependiendo de los “extras”.
Según han explicado a El Digital de Albacete los hosteleros a los que han consultado, las más demandadas son las tradicionales, aunque entre los más pequeños las preferidas son las que tienen huevo Kinder, sobre todo por la ilusión de encontrar un juguete unido a uno de sus principales caprichos, el chocolate. A partir de ahí cada maestrillo tiene su librillo, y por eso la variedad también es cosa de cada panadería o pastelería.
En el caso de La Suiza ofrecen monas con un sello personal. Lola Martínez, una de las propietarias del negocio explica que “ofrecemos una mona con un huevo de chocolate puro elaborado por nosotros, que es la que más clientes nos demandan. También las hacemos con crema y frutas, aunque nuestro principal ingrediente es el amor con las que las preparamos”.
Francisco Hidalgo, gerente de las Panaderías La Mancha, explica que “nuestra última novedad, que la empezamos a hacer dos años, lleva chokokinder, el bollo lleva chocolate y luego se pone el huevo kinder. Además, notamos que la demanda del hornazo cada año va en aumento”.
Albacete ya se prepara para vivir uno de los días más importantes de su calendario, pues la venta y evolución de la mona demuestra que es una tradición que está más viva que nunca, y ahora, los celíacos también pueden disfrutar de esta tradición.