
Francisco Ribera, director del establecimiento hotelero, explicó que se sensibilizaron con quienes sufren esta enfermedad «cuando comenzamos a detectar que la gente acudía con sus propias bolsas de comida». Los productos aptos para celiacos, sin gluten, suelen ser, además, mucho más caros. Sin embargo, ello no repercute en el precio de los menús que sirve el hotel. «No cobramos de más a los clientes», insiste Ribera, que relata que para ofertar estos platos «tuvimos que añadir a nuestros conocimientos aspectos sobre la celiaquía y explicar al personal en qué consiste esta enfermedad, cómo preparar las comidas o algunos cuidados especiales». «Nos hemos convertido en un sitio seguro para ellos, los clientes coordinan con la cocina el menú y acaban disfrutando con tranquilidad de sus vacaciones con la familia, por lo que la enfermedad pasa a un plano secundario», asegura Ribera.
Desde el Gran Hotel Peñíscola admiten que esta sensibilidad es la mejor publicidad posible. «Estamos ya reconocidos por las asociaciones de Madrid, Cataluña y la Comunitat Valenciana y el boca a boca funciona», concluye.
La filosofía solidaria del hotel no acaba aquí. Durante el mes de octubre y hasta el 7 de noviembre el Gran Hotel Peñiscola se sumará de forma activa a una campaña estatal contra el hambre. En concreto, por cada cliente no alojado que disfrute del servicio de buffet libre de las instalaciones, que tiene un precio de 16 euros por persona, el hotel destinará 4 euros a esta acción solidaria. Por cada cliente alojado aportará 0,25 euros por persona/día y también se colocará una hucha solidaria a la salida del restaurante. Este verano el hotel también ha organizado varios festivales para conseguir fondos con los que ayudar a Nico, el niño de Alcossebre afectado de un extraño cáncer, que podrá tratarse en Estados Unidos.