Muchas personas deciden por su cuenta y riesgo eliminar el gluten de la alimentación al considerar que les provoca inflamación o intolerancia; sin embargo, los médicos y expertos en nutrición consideran esta acción como imprudente e innecesaria. Imprudente porque generalmente la población entiende que una dieta de este tipo consiste en consumir productos procesados sin gluten que llevan más azúcares añadidos y grasas para sustituir el gluten; e innecesario porque es como si una persona con la vista en buen estado usa gafas graduadas para miopía.

 

La mayoría de los especialistas reconocen que, a parte de que la dieta sin gluten es el único tratamiento que hoy en día existe para la enfermedad celíaca, en los últimos años una curiosa moda ha arrastrado a muchas personas sanas a eliminar el gluten de su alimentación.

De esta manera, algunos famosos, el último de ellos el futbolista Dani Carvajal, han creado tendencia diciendo públicamente que comen sin gluten sin ser celíacos, al tiempo que falsos especialistas recomiendan este patrón alimentario argumentando que se detectan más casos de enfermedad celíaca debido a la ingesta de trigo modificado genéticamente.

En este sentido, Nancy Babio, investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Obesidad y la Nutrición (Ciberobn) y responsable del grado de Nutrición Humana y Dietética en la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona), asegura que adoptar o indicar una dieta sin gluten a una persona que no sufre celiaquía es imprudente e innecesario. Imprudente porque generalmente la población entiende que una dieta de este tipo consiste en consumir productos procesados sin gluten, los cuales, además de ser más caros, suelen llevar más azúcares añadidos y grasas para sustituir el gluten; e innecesario porque “es como si una persona con la vista en buen estado usa gafas graduadas para miopía”.

Por su parte, Francesc Casellas, de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), asegura que el gluten es un producto natural y saludable, salvo para las personas que tienen una enfermedad causada por su ingestión, de forma que “una persona sana no va a tener ningún problema, no tiene que evitarlo y no se va a encontrar mejor si lo hace”.

Coincidiendo con Babio, asegura que los productos manufacturados sin gluten, como ciertos tipos de pasta y pan de molde, producen un mayor aporte calórico; y no se puede caer en la generalización de que estos productos son más sanos, más bien al contrario, para intentar aportar las mismas propiedades, tienen más aditivos, diferente composición de grasas y azúcares y menos fibra que sus homólogos con gluten. Adoptar este hábito alimenticio sin control y sin una supervisión médica puede derivar en una dieta que no sea equilibrada y que, a largo plazo, ocasione problemas de salud.

Para Babio, esta moda puede retrasar el diagnóstico real en las personas que sufren la enfermedad celíaca de manera silente, “porque si es verdad que mejoran llevando a cabo esta dieta, es probable que tengan la enfermedad sin estar diagnosticadas. Es esencial para el diagnóstico no retirar previamente el gluten. Si se tienen síntomas, se debe recurrir al especialista”.

Casellas subraya por su parte que no se ha demostrado que suprimir el gluten aporte algún beneficio cuando no existe enfermedad, mientras Babio defiende que es la única manera de tratar la celiaquía. Ambos insisten en que se trata de una dieta terapéutica que requiere diagnóstico y, en consecuencia, una prescripción médica.

La investigadora del Ciberobn hace una mención especial a los falsos especialistas que recomiendan de manera general esta práctica alimentaria y lo justifican afirmando que el trigo modificado genéticamente es la causa del aumento de diagnósticos de enfermedad celíaca; y recuerda que la modificación genética del trigo se ha dado de forma regular desde las primeras experiencias agrícolas de la historia y que el número de genes que puede tener el trigo no siempre se traduce en más genes capaces de producir gluten. En este sentido, ha explicado que “estudios recientes han demostrado que en el cultivo de variedades de trigo antiguas, hay casos en que el trigo antiguo contiene menores cantidades de gluten y en otros mayores, al igual que el consumo de gluten ha variado a lo largo de la historia. No hay evidencias que corroboren que el trigo actual es el causante de casos de celiaquía”.

Babio conmina a las autoridades sanitarias a hacer cumplir el Real Decreto 1907/1996, de 2 de agosto, sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria para detener “la práctica fraudulenta” de supuestos expertos que atenta contra los derechos de los enfermos y de toda la ciudadanía; y por otra parte, afirma que recomendar una dieta sin gluten a personas que no lo necesitan contribuye a banalizar un tratamiento que de por vida deben seguir quienes están diagnosticados de enfermedad celíaca o con sensibilidad al gluten no celíaca.

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