Aunque no suelen ser objeto de atención, los excipientes suelen representar un elevado porcentaje del medicamento, en algunos casos hasta el 99 %, según un nuevo estudio que concluye que estos sirven para aumentar la masa del fármaco, mejorar su sabor o hacerlo más digerible o estable. Este estudio, elaborado por el MIT y Brigham and Women’s Hospital, han concluido  además que más de la mitad de las píldoras son excipientes.

En relación con los celíacos, el estudio destaca que fármacos como el omeprazol, y otras decenas de ellos contienen gluten y pueden, si los ingieren, causar dolor abdominal, diarrea, hinchazón o malestar.

Algo similar podría pasarles a los alérgicos al huevo si toman lizipaína (pastillas para la garganta sin receta), porque contiene lisozima, una proteína que puede extraerse de la clara de huevo.

En algunos casos, los alérgenos no están claramente indicados en la ficha técnica o el prospecto”, ha advertido Nancy Ortega, miembro comité de alergia a medicamentos de la Sociedad Española de Alergología e Imnulogía Clínica (SEAIC). De esta manera, tanto a los celíacos como a los alérgicos se les debería recomendar que "adviertan siempre a su médico cuando le recete un medicamento”.

Ortega participó en 2010 en la elaboración de la guía de la SEAICMedicamentos con potenciales problemas de hipersensibilidad con relación a aditivos de origen alimentario”, en el que se incluyen entre otros la lactosa, el aceite de pescado, el ácido láctico o los aromas y esencias de frutas.

Específicamente para los celíacos, la Agencia Española del Medicamento publicó un documento específico con los potenciales alérgenos. “Tanto a los celíacos como a los alérgicos se les debería recomendar que adviertan siempre a su médico cuando le recete un medicamento, para que el doctor pueda fijarse detenidamente en el prospecto y comprobar que no existen alérgenos”, ha afirmado Ortega, quien ha añadido que “ahora hay muchos medicamentos genéricos que se fabrican en los distintos continentes y que contienen muy distintos excipientes que el médico no conoce de antemano”.

Los investigadores del estudio destacan que es necesario implementar mayores exigencias de comunicación de los riesgos potenciales de los medicamentos y que se realicen nuevas normativas que obliguen a las farmacéuticas a detallar más los componentes de sus fármacos.

Los investigadores obtuvieron de una base de datos llamada Pillbox, administrada por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la composición de casi todos los medicamentos recetados y de venta libre disponibles en los Estados Unidos, concluyendo tras su estudio que el 93 % de los fármacos contiene alérgenos comunes como la lactosa, el aceite de cacahuete o los colorantes, así como compuestos que generan intolerancias, tales como el gluten o ciertos tipos de azúcar.

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