En ocasiones, algunas publicaciones de medicina alternativa defienden que algunas pruebas demuestran que los alimentos que contienen gluten contribuyen de forma significativa al trastorno del espectro autista (TEA), que habría que eliminarlos de la dieta, o que la implementación de una dieta estricta sin gluten suele derivar deriva en una mejora de los síntomas, pero probablemente los autores estén hablando de algunas anécdotas y series de casos publicados que atribuían resultados espectaculares, pero no tenían ningún grupo de control.

 

En este sentido, existen dos ensayos controlados de un año de duración que también parecían mostrar beneficios destacables, pero ninguno podía descartar efectos placebo. Por contra, los estudios doble ciego que sí controlaron los efectos placebo no consiguieron encontrar beneficios, aunque solo duraron unas semanas.

Así las cosas, unos investigadores llevaron a cabo el estudio que se suponía que iba a desbloquear esta situación, y que era un estudio controlado doble ciego que se desarrolló durante meses, en el que 14 niños con autismo siguieron una dieta sin gluten ni caseína entre 4 y 6 semanas. Durante los 3 meses siguientes, los sometieron cada semana a un ensayo alimenticio doble ciego controlado con placebo, de forma que les daban en secreto alimentos que contenían solo gluten, solo caseína, gluten y caseína o ninguno de los dos (placebo), y así cada semana, los 3 meses.

Los investigadores analizaron lo que mostraba cada uno de los 14 niños en lo que se refiere a las relaciones sociales y sus habilidades lingüísticas en cada una de las pruebas, pero no se encontró ningún impacto aparente de esta dieta en perturbaciones conductuales o comportamientos relacionados con el autismo.

Sin embargo, los defensores de las dietas para autistas podrían considerar la fase de implementación anterior a las pruebas, de 4 a 6 semanas, demasiado corta para que esta dieta produzca un efecto completo, o lo que es lo mismo, se podría argumentar que este era otro estudio doble ciego que no le dejó a la dieta suficiente tiempo para funcionar.

De esta forma, podría ser que los niños todavía estuviesen sufriendo los efectos del gluten que habían consumido antes de que empezase el estudio, con más de 1 mes de antelación, y por eso el gluten extra no los hacía empeorar; por lo que de vez en cuando se revisa de forma sistemática el total de las pruebas que concluyen que, aunque algunos estudios que evalúan las dietas sin gluten muestran beneficios, los datos son “insuficientes” para extraer conclusiones en uno u otro sentido. En otras palabras, las pruebas no se consideran suficientemente contundentes como para respaldar estas dietas.

Teniendo en cuenta el esfuerzo, el tiempo y el dinero que hay que invertir en este tipo de dieta , conocer si esta inversión realmente funciona, sería un dato valioso en sí mismo, pero hay inconvenientes, como el hecho de que seguir una dieta especial puede tener consecuencias negativas en las relaciones sociales que no se habían previsto, cuando estos niños no pueden participar de forma convencional en celebraciones de cumpleaños o meriendas del cole o no pueden comer en restaurantes o en la casa de otra persona.

El autismo puede ser bastante aislante por sí solo, y en general, la “prueba de la efectividad” de las dietas GFCF en niños con autismo es poco convincente y, por lo tanto, estas dietas no se pueden recomendar como tratamiento.

Lo que preocupa es la salud de los huesos, porque aquellos que padecen autismo tienen un riesgo elevado de fracturas óseas. Ahora bien, una menor densidad mineral en los huesos de individuos con autismo, puede deberse a una variedad de factores, como falta de vitamina D, uso crónico de medicamentos que pueden debilitar los huesos y falta de ejercicio con pesos. Aunque las restricciones en la dieta también pueden influir.

Por otro lado, parece que está comprobado que los niños con autismo que siguen una dieta sin gluten tienen niveles de calcio más bajos, y en concreto tendrían hasta 9 veces más probabilidades de no alcanzar los niveles de calcio recomendados, lo que se traduce en una disminución de la masa ósea.

En definitiva, según la mayoría de los expertos, las recomendaciones para eliminar alimentos que contengan caseína o gluten para mejorar los síntomas del TEA se basan a menudo en anécdotas y series de casos que se han publicado, pero no tienen grupos de control; de manera que no se encontró ningún impacto aparente de la dieta GFCF en las perturbaciones conductuales o comportamientos relacionados con el autismo. Sin embargo, no hay que obviar que algunos críticos han sugerido que la duración del estudio no era suficiente y muchos padres y cuidadores siguen probando una dieta GFCF para niños con autismo aunque no haya pruebas de que sea efectiva.

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