La intolerancia al gluten es una enfermedad suele diagnosticarse tarde, lo que repercute significativamente en la salud de la persona que la padece, tanto a nivel físico como mental, hasta el punto de que puede traer consigo importantes repercusiones psicológicas en las personas que las padecen.
Para empezar, las personas con intolerancia al gluten tienen que enfrentarse a determinadas situaciones que pueden influir en su estado de ánimo de forma negativa. En este sentido, Ricardo Fueyo, psicólogo e investigador del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud, ha explicado que "los síntomas físicos que produce la enfermedad en las personas en las que el diagnóstico se dilata demasiado, tales como dolor de estómago, diarreas o hinchazón, cuando se producen a diario, pueden traer consigo consecuencias psicológicas en forma de estrés, ansiedad e incluso de depresión”.
El momento del diagnóstico también es clave, ya que para muchas personas, tener que cambiar de forma de alimentación supone un trago difícil de digerir, y según el doctor Fueyo, “en las personas que han sido diagnosticadas de niños e incluso de bebés, y toda su vida te hayas criado así, el impacto no existe. Pero en las que se lo diagnostican en la adolescencia o en la edad adulta, tener que renunciar de golpe a la pizza, a los bocadillos… a cosas que llevas toda la vida tomando y que te gustan, el impacto psicológico es mucho mayor”.
Según el especialista, el diagnóstico y tener que adaptarse a una nueva vida, da lugar a sentimientos y emociones muy diversos que afectan de manera negativa al estado de ánimo, y entre las más frecuentes destacan la vergüenza, el sentir que están molestando porque tengan que preparar algo distinto para ellos, estar constantemente alerta para detectar si una comida tiene gluten o no, tener un protagonismo indeseado en eventos sociales, o la sensación de que recorrer varios supermercados para hacer la compra.
Todo ello les provoca estrés, ansiedad y un desánimo que en ocasiones les lleva a aislarse socialmente para evitar determinadas situaciones e incluso de dejar de viajar por el exceso de planificación e incluso la inseguridad que a veces conlleva hacerlo. Y esto le ocurre no sólo a los celiacos, sino también a los padres, cuando se trata de niños, porque tienen la sensación de que no se cuenta con ellos, o que tienes que llevar tu propio menú a un cumpleaños.
Según recoge el diario 20 Minutos, para poder afrontar el diagnóstico sin caer en el desánimo, el dr. Fueyo recomienda a los celíacos y su entorno, “que no se abrumen, ya que la enfermedad celíaca es muy importante tratarla, pero mientras planificas cómo lo vas a hacer, puedes seguir con tu vida, adaptándote…”, al tiempo que detsaca que es muy importante buscar apoyo en personas que pasan por situaciones similares, “poniéndose en contacto con asociaciones de pacientes, por un lado, para asesorarse con expertos en el tema y, por otro para estar en contacto con personas que están hayan vivido o están viviendo situaciones parecidas a la suya”.
También recomienda el especialista que tras el diagnóstico, “se opte por ir de lo más restrictivo a lo menos restrictivo, es decir, optar primero por una dieta natural, a base de productos no procesados, y poco a poco ir incorporando alimentos procesados con la etiqueta sin gluten. Además de ser una recomendación médica es también psicológica, porque parte de la mayor restricción para poco a poco ir incorporando alimentos con el marcado sin gluten y se te va abriendo mucho el abanico”.
Y advierte de que si la situación se complica a nivel psicológico, “si tiene mucho estrés, si lleva una vida muy aislada, si su estado de ánimo es muy bajo… y esto no desaparece en alrededor de un año desde el diagnóstico, que no consigue adaptarse a la situación… siempre se debe buscar ayuda profesional o a través de las asociaciones”.
Quizás la mejor manera de ayudar y apoyar a una persona celíaca es informarse para conocer qué necesita y, sobre todo, “no infravalorar lo que le pasa o decirle que por un día no pasa nada…”, aunque lo más importante, según el experto, es tenerla en cuenta siempre, de forma que “se le puede ayudar facilitándole el acceso a la dieta sin gluten, dejándole participar, preguntándole a la hora de elegir sitios para comer, si prefiere llevarse su propia comida a un determinado evento…”.