fcatalanaragonEl director general de Consumo del Gobierno de Aragón, Francisco Catalán inauguró en el Edificio Pignatelli de Zaragoza un nuevo aula para abordar los problemas a los que se enfrentan los consumidores celíacos. Francisco Catalán, afirmó durante su intervención que, “el conocimiento de los alimentos para que no se produzcan carencias de nutrientes es fundamental y una de las finalidades de este acto”. En el aula han participado alumnos de diferentes Institutos, como los del IES Miguel Catalán. Se trata de un acto educativo mediante el cual, el Gobierno de Aragón pretende informar y educar para apoyar a este colectivo, representado por la Asociación de Celíacos de Aragón.

La atención a colectivos más desfavorecidos por parte del Gobierno de Aragón, en materia de consumo y dar a conocer la enfermedad de las personas celiacas, debido al aumento de quienes la padecen, fueron los objetivos de este aula que ofreció información relacionada con los productos que constituyen la dieta de los celíacos, como único tratamiento para su patología.

El Gobierno de Aragón continuará con proyectos de colaboración para ayudar a los consumidores que no pueden elegir”, y el director general de Consumo ha destacado el importante papel desarrollado por la administración autonómica en relación al Real Decreto 1254/2008 de 18 de julio, mediante el cual las etiquetas de los productos deben mostrar todos sus ingredientes.

Más allá del ámbito estatal, según Francisco Catalán, “la UE presentó un reglamento también, en 2008, relacionado con el límite de gluten que tienen que tener los alimentos”. Se trata de un reglamento comunitario que contempla una cantidad de gluten inferior a 20 partículas por millón ( o 20 mg/kg) para que el producto se considere sin gluten. Otra modalidad es la del producto bajo gluten, que presentaría 100 partículas por millón.

Este reglamento ha sido impulsado por el Ministerio de Salud y Consumo, a través de Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición para apoyar a las Personas con Intolerancia al Gluten. Catalán destacó que antes no se indicaba la ausencia de gluten al no existir un límite legal.

El director de Consumo también hizo referencia a que esta aula está dirigida a un colectivo importante, ya que, según la Federación de Asociaciones de Celíacos de España, una de cada 150 personas padece la enfermedad y solo un 20 % son diagnosticadas.

La presidenta de la Asociación Celíaca de Aragón destacó por su parte la importancia en la manipulación de los alimentos. “Casi todos los alimentos, frutas, verduras, leche y sus derivados, legumbres, arroz, maiz, carnes (en embutidos, el jamón serrano es el único que no tiene gluten) pescados... etc. contienen gluten. Y en España la harina de maíz no está tan difundida como en otros países. La fecula si es de patata se puede consumir pero si es de trigo no y las obleas de comunión tampoco las puede tragar una persona celíaca. La morcilla, las salsas y los condimentos también pueden llevar gluten, al igual que los chocolates, frutos secos o las pipas”, según Carmen Trias

Trias, tambien ha hecho referencia a los reglamentos y al etiquetado y mostró su desacuerdo con que la letra sea demasiado pequeña o con que se utilicen frases como la de “pueden contener trazos de gluten” o “elemento elaborado en una fábrica donde hay trigo y a esto se suma a que, a veces, sí que pone que contiene gluten, pero no la cantidad

Este aula de consumo estuvo moderado por el Jefe de Servicio de Consumo, Carlos Peñasco y el último en intervenir fue el médico adjunto de la Unidad de Alergia Infantil del Hospital Miguel Servet, Javier Bono.

Este médico habló de la intolerancia y de la alergia desde el un punto de vista pediátrico.”En la intolerancia no hay un mecanismo de defensa y en la alergia sí”. Javier Bono indicó que la alergia puede ser el primer síntoma de una enfermedad que se va a desarrollar con el tiempo, y habló de que de una alergia alimentaria se pueden derivar enfermedades como el asma o la rinitis, y lo mismo puede ocurrir con personas celíacas.

Bono afirmó que el 6 % de los bebés de 0 a 2 años son proclives a sufrir alergias. Una posibilidad que aumenta a las edades de 3 o 5 años.

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