La Superlativa es una fábrica de 150 años de historia y uno de los obradores más antiguos que se mantienen en España. Ubicado en el centro de Toro (Zamora), elabora chocolates artesanos sin gluten con materias primas de calidad, tal y como hacían sus fundadores.

Según explica Teodoro Rodríguez, actual dueño de empresa y representante de la quinta generación, «mantenemos las mismas fórmulas y técnicas de elaboración, son las de toda la vida. No tenemos grasas vegetales ni animales aunque esté autorizado para hacerlo en un 5 %. Hay quienes lo hacen para abaratar costes pero nosotros no».

Los orígenes de la empresa se remontan a 1870 cuando Gregorio Pascual y Toribia Alfageme fundan Chocolates La Fe en Vezdemarbán, cuna chocolatera que llegó a contar 22 fábricas en el siglo pasado. Por aquel entonces, Gregorio Pascual comenzó elaborándolo en su casa y por los domicilios de los clientes, y cuando se jubiló, su hijo Fernando Pascual se hizo cargo de la pequeña empresa. A su vez, alrededor del año 1960, Alberto Rodríguez fundó en Pinilla de Toro, pueblo situado a 3 km., de Vezdemarbán la fábrica de chocolates

En 1966 Teodoro Rodríguez, hijo de Alberto Rodríguez y Epifanía Pascual, hija de Fernando Pascual se casan, uniendo así las dos empresas y asentando la fábrica en Pinilla de Toro. En 1987 trasladan la empresa a Toro, ampliando y modernizando sus instalaciones, pero sin dejar a un lado el método artesanal. A lo largo de todos estos años La Superlativa ha ido absorbiendo pequeñas fábricas de chocolate de Vezdemarbán, para convertirse en la actualidad en una empresa pequeña familiar con maquinaria para producir 2.000 kilos de chocolates en 8 horas de trabajo.

La Fe, La Superlativa y Sucesores de Fernando Pascual son las marcas más conocidas aunque también podemos encontrar sus productos bajo el nombre de El Alba, La Rosa y La Predilecta, todas ellas con una estética vintage que les confiere un toque nostálgico del pasado.

Su principal ingrediente, el cacao, procede principalmente de Costa de Marfil (que posee más manteca) y Venezuela (algo más dulce). Una de sus especialidades es su chocolate a la taza que elaboran con cacao (35 % de proporción), azúcar y harina de arroz, con lo que es apto para celíacos. Se atempera al estilo tradicional en una maquinaria de más de 100 años entre 40 y 50 grados, y durante el proceso de elaboración se cuida mucho de la temperatura, una de las claves para un buen resultado en la textura y espesor.

Su forma de preparación para consumirlo en casa es sencilla: basta con que metamos dos onzas de chocolate en el microondas por cada taza durante un minuto. Cuando la leche comienza a hervir se mezclan ambos ingredientes con una batidora y tendremos listo un auténtico chocolate a la taza como los de antes.

Una de las tendencias de consumo actual es el incremento de la demanda de chocolate con alta proporción de cacao por lo que La Superlativa elabora distintos chocolate de hasta el 70 % , el 90 %, e incluso, del 99 % de pureza de cacao.

Durante el confinamiento se han incrementado las ventas de su canal on-line, aunque también podemos encontrar sus productos en comercios delicatessen, tiendas de la cadena Repsol y grandes superficies como Carrefour.

Uno de los grandes secretos de Chocolates La Superlativa es el tostado del fruto seco en la que emplean almendra seleccionada de la zona y de alguna provincia limítrofe que tuestan en un bombo durante una hora y media. Para este proceso cuentan con una maquinaria centenaria y con un almendrado con un 52 % de cacao.

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