El trigo sarraceno, cuyo nombre técnico es alforfón, es una planta herbácea de la familia de las poligonáceas que produce un tipo de grano apto para el consumo humano y animal, y que al no pertenecer a la familia de las gramíneas y no ser un cereal, es apto para celíacos, por lo que es habitualmente utilizado para la dieta de los celíacos.

 

Se trata de una planta difícil de cultivar y de recolectar, y que normalmente se utiliza para elaborar harina sin gluten y, con ella, pan, galletas o pasta especialmente elaborados para los celíacos.

En el pasado se utilizaba en Occidente como alimento para el ganado, por lo que era consideraba una comida de clase humilde, justo al contrario que en Asia, donde las propiedades nutricionales de esta planta siempre han sido muy valoradas.

En la actualidad es un alimento habitual e ideal  los celíacos, ya que no contiene gluten y pueden consumirlo sin miedo a una reacción alérgica, ya que además ell grano de esta planta tiene un gran valor nutricional, de forma que tomando 100 gramos como referencia, el trigo sarraceno proporciona al organismo 63 gramos de carbohidratos, 17 gramos de fibra, 13 de proteínas y tan sólo 3,3 de contenido en grasas que, además, son saludables.

También contienen minerales, fósforo y potasio, además de hierro y sodio, y aporta vitaminas como la B3, B1 y vitamina E en la misma cantidad, aproximadamente. Además, el trigo sarraceno posee numerosos antioxidantes, como la rutina, muy valiosa para regular la presión sanguínea y la grasa en sangre, además de tener capacidad antiinflamatoria, lo que puede ayudar a prevenir posibles ataques al corazón, ya que evita la creación de coágulos.

Con todo, y a pesar de todos sus beneficios, no todo el mundo puede consumir trigo sarraceno, ya que algunas personas desarrollan alergia a este alimento. Y es que el trigo sarraceno, al estar cada vez más presente en nuestros usos culinarios, se está convirtiendo en un alérgeno en alza, por lo que ya es considerado como un posible desencadenante de reacciones alérgicas, y lo que es peor, en muchas ocasiones en forma de alérgeno oculto.

Según indican los especialistas, las personas que tienen alergia al trigo sarraceno suelen manifestar los síntomas minutos e incluso horas después de haber ingerido o haber estado en contacto con un alimento elaborado con este producto; y los signos más característicos son hinchazón de labios y lengua, congestión nasal, urticaria y picor en la piel, dolor de cabeza, dificultad para respirar, nauseas, vómitos, diarrea y, en algunas personas, anafilaxia.

En el caso de los niños, los síntomas que suelen presentar cuando tienen una reacción alérgica al trigo sarraceno son erupciones en la piel, ojos rojos, lagrimeo y secreción nasal.

Por estos motivos,los especialistas han advertido que es importante no confundir la alergia a este tipo de trigo con la celiaquía, ya que son afecciones muy distintas; y mientras que la alergia al trigo se da cuando el cuerpo produce anticuerpos contra las proteínas del trigo, en la enfermedad celíaca es una proteína concreta de este cereal, el gluten, el que produce una reacción anormal diferente del sistema inmunitario.

El diagnóstico de alergia al trigo sarraceno se basa principalmente en realizar una historia clínica detallada del paciente y un examen físico minucioso para saber los alimentos que podrían haber provocado la reacción alérgica; de manera que es aconsejable anotar todos los alimentos que se han tomado antes del brote alérgico, especialmente los que se han utilizado para elaborar guisos, salsas o caldos, pues entre los posibles alérgenos implicados podría estar el trigo sarraceno.

El tratamiento básico para este tipo de alergia tan específica, y tan diferente a la celiaquía pasa por prevenir o reducir el contenido de trigo sarraceno en los alimentos, aunque no siempre es fácil, sobre todo entre los más pequeños, porque este alimento puede estar incluido en productos como galletas dulces o saladas, magdalenas o pasta.

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