Dirigida por la quinta generación, la familia de Teodoro Rodríguez mantiene abierta su fábrica de chocolate desde 1870, donde elabora 34 especialidades de forma artesanal y comercializa siete marcas diferentes... y todas sin gluten entre sus ingredientes, lo que hace de este lugar un paraiso para los celíacos.

La maquinaria ha entrado de lleno en esta fábrica chocolatera ubicada en Toro (Zamora) bajo el nombre de La Superlativa, en la que esta tecnología de última generación convive en el obrador con máquinas que tienen más de 80 años y que se siguen utilizando para elaborar algunas de sus referencias más afamadas.

Teodoro, actual gerente del negocio en el que se encuentran ya implicadas sus dos hijas, relata en El Correo de Burgos que La Superlativa es el resultado de la sucesiva unión de pequeñas chocolateras, que eran legadas de padres a hijos, entre ellas la que lleva ese mismo nombre, creada por su padre hace 60 años. «La unión de La Superlativa que creó mi padre y La Fe que creó la bisabuela de mi mujer es la empresa que hoy conocemos», señala.

El equipo de cinco personas que integra La Superlativa elabora cada día más de mil kilos de chocolate, una cifra variable que es sustancialmente más baja durante los meses de invierno y que puede superarse durante el verano. La pasta de cacao, procedente sobre todo de Costa de Marfil, recibe un tratamiento «mínimo y controlado en todo momento» para dar lugar a un producto «de un aroma profundo, con un sabor intenso y puro».

Destaca el hecho de que todos los productos que elabora La Superlativa son aptos para celíacos, ya que utilizan harina de arroz en las elaboraciones que lo requieren.

Las preferencias de los consumidores ante el chocolate han variado mucho a lo largo de los años y eso ha obligado a las fábricas a ir incorporando nuevas especialidades. La última tendencia, dice Teodoro, es reducir el nivel de azúcar e incrementar el porcentaje de cacao que hay en las tabletas.

La última referencia de La Superlativa es un chocolate con un 99 % de cacao. «Desde luego no es para cualquier consumidor porque es un producto casi puro que tiene un amargor que no gusta a todo el mundo, pero también tiene muchos aficionados que buscan en él todas las propiedades que tiene un buen chocolate, sobre todo porque es un potente antioxidante».

Más fácil de disfrutar son otras especialidades también con un alto porcentaje de cacao, del 90, el 70 y el 52 %, algunas de ellas se comercializan también con almendra y con avellana. La Superlativa tiene también en el mercado un clásico chocolate con leche, una especialidad sin azúcar y chocolates rellenos con praliné. En el catálogo de productos figura además el cacao en polvo para hacer chocolate caliente.

A pesar del carácter artesanal del producto, que permite que los chocolates de esta compañía tengan el sello de Alimentos Artesanos de Castilla y León, la maquinaria para realizar el tostado de los frutos secos, el fundido de la pasta de cacao, la adición de los elementos que lo completan, el atemperado del chocolate, el llenado de los moldes y el empaquetado han facilitado mucho el trabajo. Aun así el proceso sigue siendo lento.

Los chocolates de La Superlativa se pueden encontrar en toda España gracias a un acuerdo comercial que la empresa mantiene con Repsol para vender sus tabletas en los lineales de todas las gasolineras del país. Una pequeña parte de la producción, apenas el 5 %, llega a Inglaterra y Dinamarca. La apertura de nuevos mercados exteriores es un objetivo en el que se encuentran ya implicadas las hijas del actual gerente, que se hacen cargo tanto de la fabricación como de la administración del negocio.

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