A pesar de que la celiaquía sigue siendo el trastorno relacionado con el gluten más investigado, aún cuenta con muchos mitos e informaciones incorrectas en torno a ella, que comienzan con la afirmación errónea basada en clasificar esta enfermedad como una intolerancia, cuando realmente no lo es, sino que se trata de una enfermedad que afecta a todo el organismo y que está mediada por el sistema inmunitario.
Esta realidad quiere decir que no es lo mismo que una intolerancia, ya que las intolerancias alimentarias generalmente se deben a problemas para digerir o asimilar ciertos componentes en el aparato digestivo.
Los anticuerpos que intervienen en la enfermedad celíaca son muy específicos, como por ejemplo los anticuerpos antitransglutaminasa, que hacen que la celiaquía tampoco se comporte como una alergia alimentaria, ya que estas suelen estar reguladas por anticuerpos de tipo IgE, lo que provoca que la celiaquía no sea clasificada como una intolerancia ni como una alergia alimentaria, siendo unos de los trastornos alimentarios que mayor incertidumbre provoca entre la comunidad científica y que mayor interés ha provocado por parte de todo tipo de autoridades sanitarias.
A pesar de que la mayoría de la gente tiene tendencia a clasificar la alergia al trigo como un trastorno relacionado con el gluten, lo cierto es que no es una afirmación correcta del todo. La alergia al trigo no solo se produce por culpa del gluten, sino que habitualmente está relacionada con un buen número de proteínas del trigo, y el gluten solamente es una pequeña parte de ellas, por lo que es una dolencia que cuenta con otro tipo de recomendaciones.
En los casos de celiaquía y de sensibilidad no celíaca al gluten se recomienda retirar completamente el gluten de la dieta. Por el contrario, cuando estamos ante una alergia al trigo, basta con retirar cualquier alimento elaborado a partir de trigo, permitiendo el consumo de otros cereales que sí contienen gluten pero que en este caso no serán problemáticos, tales como la cebada, el centeno o la avena.
Pero es que además de la alergia al gluten y la celiaquía, encontramos una tercera variante de enfermedad relacionada con la ingesta del gluten a través de la dieta, que no es otra que la sensibilidad no celíaca al gluten, una condición que afecta de forma concreta a ciertas personas, y que supone todo un reto para los profesionales sanitarios, ya que hoy por hoy se desconoce su mecanismo de acción.
La sensibilidad no celíaca al gluten está asociada con algunos síntomas como dolores de cabeza, malestar general o vómitos, que se presentan poco tiempo después del consumo de gluten.
Lo que no cambia es que, hoy por hoy, no existe ningún tratamiento específico para remediar los trastornos que padece el ser humano relacionados con el gluten, y en todos los casos, tanto para alergias como celiaquía y sensibilidad no celíaca al gluten, el único tratamiento eficaz consiste en la supresión completa del gluten de la dieta.
No obstante, en la actualidad contamos con un amplio abanico de alimentos y productos sin gluten disponibles en cualquier supermercado, lo que hace que sea posible mantener esta dieta sin gluten variada, equilibrada y nutritiva, ayudando a que esta tarea sea mucho más llevadera y fácil de adaptar a nuestro ritmo de vida.
De esta manera, si eres celíaco, comer sano es posible si tenemos en cuenta que nunca se debe llevar a cabo un autodiagnóstico si sospechas que puedes padecer una enfermedad relacionada con el gluten. En estos casos, la opción más sensata es acudir a un médico o especialista del aparato digestivo que te ayude a comprender correctamente si el problema está relacionado con el consumo del gluten o no.