El 75 % de los celíacos españoles no sabe que lo son o no han acudido al médico y se autodiagnostican, según ha podido comprobar la tienda on-line especializada en productos de salud y belleza, Nutritienda, desde donde afirman que el número de celíacos diagnosticados en nuestro país crece a un ritmo del 15 % anual.
Según los datos aportados por esta compañía, el 20 % de los diagnósticos actuales se dan en personas con más de 60 años; al tiempo que las mujeres se ven más afectadas, llegando a doblar el número de hombres que padecen celiaquía.
Para cerciorarnos de que realmente se tiene esta enfermedad hay que hacerse una analítica completa que incluya los marcadores serológicos de la celiaquía y si con eso no es suficiente para hacer el diagnóstico, es imprescindible hacerse una biopsia intestinal para ver si está dañado. Siempre habiendo retirado el gluten de la dieta.
Para ello, existen nuemrosos alimentos sin procesar, frescos, congelados y naturales totalmente sin gluten, tales como verdura, fruta, pescado, carne, pollo, lácteos, mariscos, hortalizas, legumbres, huevos, frutos secos...etc.
Sien embargo, hay muchos alimentos que pueden contener gluten o trazas del mismo al ser procesados o como consecuencia de la contaminación cruzada en cocinas y restaurantes. A la hora de identificarlos es importante prestar mucha atención al etiquetado. Algunos ejemplos podrían ser: salsas, aderezos, sopas, platos preparados, postres, bollería, pastas...etc.
Como regla general, cada fabricante elabora su propio símbolo avisando de la no presencia de gluten, razón por la que existe gran variedad de ellos, lo que ha llevado a que muchas empresas se aprovechen y hagan publicidad engañosa de sus productos, etiquetándolos como libres de gluten cuando nunca la han contenido.
Y todo porque cada vez más gente en España se apunta a hacer una dieta sin gluten bajo la creencia de que los productos sin gluten son más beneficiosos para la salud o incluso que favorecen a la pérdida de peso, algo que, según expertos nutricionistas es un error... hasta el punto de que si una persona sana quita el gluten de su dieta, dejaría de comer algunos cereales integrales, eliminando también una fuente importante de fibra insoluble que, entre otros beneficios, nos ayuda a regular el tránsito gastrointestinal.
Además, también eliminaría los hidratos de carbono, unos macronutrientes que son una fuente de energía considerable, especialmente a la hora de realizar esfuerzos físicos. El problema vendría si no se sustituyeran esas fuentes desechadas, que causaría que tuviéramos una carencia de energía, y nos provocaría alteraciones intestinales, llegando a sentirnos cansados y fatigados.