Hace más de medio siglo las trabajadoras del pequeño obrador El Gamo, próximo a la iglesia de Estepa, hacían los mantecados a mano. La harina y la manteca se amasaban a máquina y, pellizco a pellizco, las mujeres moldeaban y aplastaban bolitas que se horneaban a fuego de leña. Luego ponían ajonjolí y canela a los dulces y los rociaban con azúcar glasé con un cedazo. Este método artesano de elaboración de los mantecados se ha convertido en un reclamo turístico que cada vez atrae a más visitantes a esta antigua fábrica.

La empresa Tradición E. Moreno nació en 1965, cuando dejó de ser un obrador familiar y creó la Fábrica de Mantecados El Gamo. Después de toda esa trayectoria, El Gamo estaba cerrado en 2014, y fue justo entonces cuando E. Moreno decidió revitalizarlo como museo y centro de visitantes en torno a la elaboración del mantecado tradicional.

De esta manera, han pasado de 3.000 visitas al año a recibir más de 7.000; donde los clientes pueden presenciar demostraciones y elaborar ellos mismos sus propios mantecados personalizados. Estas visitas guiadas permiten conocer el proceso de fabricación con demostraciones en vivo, el manejo de los utensilios antiguos y hasta se pueden elaborar mantecados personalizados que luego se llevan a casa.

Este éxito de público ha sido reconocido en los premios Turismo Industrial Provincia de Sevilla que conceden la Diputación y la empresa Prodetur, en la categoría de Industria Viva.

Pero paralelamente a esta actividad turística, E. Moreno se trasladó hace dos años a su actual factoría en el Polígono Sierra Sur de Estepa, donde fabrica 70 millones de mantecados al año bajo sus marcas históricas: El Gamo y La Cañada.

Los cinco hijos del fundador están involucrados en un negocio que va viento en popa y que se ha convertido en una de las activiodades fabriles más importantes de la zona. Pero tanta tradición no está reñida con la innovación, de tal forma que esta marca se ha convertido en pionera en el lanzamiento de dulces certificados para el mercado ecológico y sin gluten para los consumidores celíacos.

También consiguió el certificado Halal, lo que le permite exportar a los países árabes. En torno al 8 % de sus ventas están ya en el exterior, mientras que producen dulces de Navidad como pastas de té, chocolates y bombones, que mantienen su oferta en el mercado durante todo el año.

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